La noche del sábado en la Casa de la Cultura prometía ser un homenaje al tango en la voz de una leyenda. Sin embargo, el público vivió una sorpresa tan emotiva como inesperada. Raúl Lavié, emblema indiscutido del género, no solo deleitó con su presencia, sino que abrió generosamente el escenario a una joven promesa local: Franco Torqui.
A sus 15 años, Franco lleva el tango en la sangre. Su momento llegó casi por azar, en una de esas casualidades que parecen guiadas por el destino. “Llegamos al lugar con la intención de saludarlo y quizás cruzar unas palabras, pero nos dijeron que no era posible”, contó el joven en entrevista con LA OPINION, acompañado por su padre, Pablo Torqui. “Después, al ir al baño —que está al lado del camarín— nos lo cruzamos. Comenzamos a hablar, le conté que canto desde muy chico y le mostramos mi Instagram.”
La conexión fue inmediata. Y aunque nadie lo esperaba, mucho menos él, el destino le tenía reservada una noche inolvidable. “Mientras él cantaba, me miraba y me hacía bromas sobre mi edad”, recordó Franco con una mezcla de emoción y asombro. “Después de interpretar Naranjo en flor, me invitó a subir al escenario. Fue un momento único.”
Sin tiempo para ensayar ni para pensar demasiado, Franco eligió interpretar Desencuentro, el tango de Aníbal Troilo y Cátulo Castillo que más lo identifica. “Es mi favorito, así que lo improvisé”, dijo. Sin embargo, los nervios también se hicieron presentes. “Estaba tan nervioso que pedí el tono equivocado y terminé cantando más bajo.”
Aun así, su interpretación fue aplaudida con calidez por el público y reconocida por el propio Lavié, que lo despidió con palabras de aliento.
-¿Qué cosas te pasaron arriba del escenario?
-Los nervios los pasás, pero cuando estás allá arriba se va todo. Y pensé qué afortunado que canté con Raúl Lavié. Es la primera vez que canto con más gente. Había cantado en Florentino, Espacio GAE, Sala Roja y para el Día Nacional del Tango, pero con menos gente.
-¿Cómo te surge está inquietud por el tango?
-De chico iba en el auto con mi papá y él escuchaba Cacho Castaña. Cuando era un poquito más grande mi abuelo me dice ‘te voy a enseñar un tango de verdad’ y me pone a Julio Sosa, el varón del tango, cantando ‘Cambalache’ y ahí abrí los ojos al tango arrabalero de Buenos Aires. Ahí están concentrados mis gustos.
-Tu estilo es muy personal porque sos un chico cantando tangos de otra época…
-Me han dicho mucho que soy un alma vieja, porque quién tiene 15 años y canta tangos, y más si canta desde los 6 años tangos viejos. Y ahora quiero aprende bandoneón. Es más me pasó que cuando Raúl (Lavié) me llama para el escenario dice: ‘se acompaña con el bandoneón’. Yo no sé tocar; lo poco que sé lo hago. Le dije que sabía cantar y ahí canté.
-Sos alumno de Rocío Pérez (cantante y docente de canto) ¿desde qué edad?
-También desde los 6 años. Fui con una idea en la cabeza y como ella había trabajado con Cacho (Castaña), ahí empiezo a meterme también con el tango, porque Cacho cantaba más tango rock.
Pablo Torqui (el padre): -Tenemos una relación con Adriana “la Gata” Varela. En un cumpleaños de Franco, la sorpresa que le hicimos con su mamá fue que la Gata lo llame y le diga feliz cumpleaños, y cada tanto hablamos. Tenemos ganas de hacer algo de tango acá con Raúl (Lavié) y la Adriana Varela. Viste que cuando uno está enfocado quiere hacer todo lo que al hijo le gusta y para nosotros que él esté en esto y que haya tenido el apoyo de la gente y la buena onda de LA OPINION es algo que nos enorgullece porque se fomenta poco los artistas de acá. La gente estuvo muy emocionada, salió muy contenta, hemos tenido muchos mensajes lindos de gente que estuvo en el show y eso te llena.
Franco: - Sume más seguidores en mi Instagram: francotorquitango y a la gente que me empezó a seguir se le agradece un montón. El tango que es un género espectacular está muriendo y si no hubiese sido por Piazzolla hoy el tango estaría totalmente muerto, dicho también por un montón de grandes artistas. Al tango se lo dejó bastante de lado y yo quiero que se lo tenga más presente.
-¿Con quién estás aprendiendo a tocar el bandoneón?
-Con Nicolás Tejo, gran bandoneonista. De a poquito vamos, es complicado, son cuatro teclados: abriendo derecha a izquierda y cerrando derecha a izquierda.
Pablo: -Ayer a la tarde nos invitaron a ver a Raúl Lavié, el jueves en Café La Humedad en Caba.
-¿Te ves como Rubén Juárez, cantando y tocando el bandoneón?
-Mi ídolo total es Rubén Juárez; yo quiero cantar y tocar como él, aunque no hay dos Negro Juárez. Mis ídolos son Piazzolla, el Negro Juárez, y bandoneonistas puede ser Carlos Lázzari y otros. Hay una nota que le hicieron e Juárez en Encuentro en el Estudio con Lalo Mir que la debo haber visto fácil 60 veces, ya sé hasta lo que él dice. Me parece un capo total; una pena murió muy joven.
Pablo: -En diciembre le compramos el bandoneón. Fue un regalo de la madre y mío para él. Lo llevamos a restaurar. Ese trabajo lo hizo uno de los hermanos del Taller Galván, que es uno de los pocos que quedan en la Argentina. El bandoneón es de 1920, es el mismo que tenía Rubén Juárez pero en negro. La oportunidad que le dio Raúl Lavié, todavía se me pone la piel de gallina porque fue algo que no lo imaginábamos. Cuando lo mira y le dice vení subí, esa imagen creo que va a quedar en nuestras cabezas de por vida.
-Después de esta repercusión, ¿tenés proyectada alguna presentación en Pergamino?
-Ya tenemos fecha del próximo show. Va a ser en septiembre y si invitamos a Raúl Lavié y a la Gata Varela lo vamos a hacer en la Casa de la Cultura.
Yo me quiero dedicar a esto porque es lo que más me gusta. Va a sonar fanfarrón, pero creo que al canto lo manejo mejor, aunque a veces desafino (risas). Así que le, quiero dar al bandoneón un tiempo.
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