Al cumplirse un nuevo aniversario del inicio del conflicto bélico por la soberanía de las Islas Malvinas, que comenzó el 2 de abril de 1982 entre Argentina e Inglaterra, un grupo de ex soldados conscriptos vuelve a alzar la voz en busca del reconocimiento que sienten que les fue negado durante más de cuatro décadas.
Se trata de los jóvenes que cumplieron el servicio militar obligatorio entre 1981 y 1982, muchos de los cuales, como el pergaminense Leopoldo Dignoto Genitori, no fueron enviados al frente de batalla pero sí estuvieron movilizados y preparados para participar en el conflicto. Ellos integraban la reserva activa, en estado de alerta, instruidos para intervenir si la guerra se prolongaba o se extendía.
“La sociedad y el Estado nos olvidaron. Nos devolvieron abruptamente a la vida civil sin ningún tipo de reconocimiento, cuando también fuimos parte de la historia. Estábamos listos para defender la patria”, expresó Dignoto Genitori, quien por aquellos años integraba el Batallón de Ingenieros de Combate 101. “Pedimos, al menos, un reconocimiento moral. Somos parte de los destinos de la guerra de Malvinas”, agregó con emoción.
En este contexto, el próximo domingo 6 de abril, ex conscriptos de la clase 1962 —y de otras clases que atravesaron la experiencia del servicio militar en aquellos años— se reunirán en la localidad de Pinzón para rendir homenaje a sus camaradas caídos y reafirmar su pedido de visibilización.
La jornada comenzará con una formación frente a la bandera nacional, donde se entonarán el Himno Argentino y la Marcha de las Malvinas. Además, se colocará una placa en homenaje a los héroes de la guerra y se realizará una ofrenda floral. Se espera la presencia del general de división retirado Gustavo Motta y del coronel Mariano Moreno, quienes acompañarán el acto con palabras alusivas.
Luego de la ceremonia, los veteranos compartirán un almuerzo de camaradería, en un clima de reencuentro y memoria.
“Malvinas no se olvida, y nosotros tampoco”, dicen quienes siguen luchando por un lugar en la historia. Su reclamo, más que material, es simbólico: ser reconocidos como parte de una generación marcada por la guerra, aún sin haber pisado el campo de batalla.