Las ciudades vecinas de Salto y Arrecifes vivieron el pasado fin de semana una de las peores inundaciones de su historia reciente, con miles de evacuados, barrios enteros anegados y severas consecuencias en lo habitacional, social y productivo. Hoy, mientras las aguas retroceden lentamente, comienza una etapa clave: la del regreso y la reconstrucción.
Salto, la crecida más grande registrada
En diálogo con LA OPINION, el jefe de Bomberos Voluntarios de Salto, Osvaldo Lori confirmó que el nivel del río comenzó a descender y actualmente se encuentra en 7 metros, dentro de la primera línea de inundación, lo que permite que el 90% de los evacuados haya regresado a sus hogares. Sin embargo, advierte que la situación es todavía riesgosa: “Al comenzar el descenso, se generan correntadas superficiales que pueden ser peligrosas, por eso pedimos que la gente no se acerque al río”.
Los números que dejó la inundación
El número de evacuados superó las 5.000 personas y los afectados serían más de 9.000, en una ciudad de cerca de 42.000 habitantes. Los barrios más golpeados fueron Trocha, Molino y Procrear, tradicionalmente expuestos por su cercanía al río, pero esta vez la magnitud fue tal que se duplicó la superficie afectada, pasando de 80 a 160 manzanas.
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En Salto, el agua empezó a retroceder y algunas personas pudieron regresar a sus hogares.
SALTO EN RED
Retornar al hogar
La tarea actual se concentra en limpieza, desinfección y asistencia social, con apoyo de Defensa Civil, la Municipalidad y donaciones organizadas en centros específicos. El Gobierno de la Provincia de Buenos Aires ha enviado colchones, frazadas y alimentos. “Muchos perdieron muebles, colchones y hasta puertas que no lograron salvar. Ahora estamos intentando devolver algo de normalidad”, señala Lori.
“Al comenzar el descenso, se generan correntadas superficiales que pueden ser peligrosas, por eso pedimos que la gente no se acerque al río”. “Al comenzar el descenso, se generan correntadas superficiales que pueden ser peligrosas, por eso pedimos que la gente no se acerque al río”.
Arrecifes: el agua no se va del todo
En Arrecifes, según explicó Patricio Molle, presidente de la Asociación de Productores Agropecuarios, el agua también comenzó a bajar, aunque más lentamente de lo esperado. Si bien algunas familias han regresado, muchas aún no pueden hacerlo, y varias zonas permanecen anegadas, como la avenida Merlassino, que continuaba cortada hasta la noche del martes.
El municipio gestiona la ayuda solidaria llegada de empresas, instituciones y particulares, mientras intenta recuperar los servicios básicos. Algunos establecimientos escolares retomaron las clases, otros aún no. El suministro eléctrico fue restablecido en gran parte, aunque con cortes puntuales.
Personal municipal está administrando los recursos que han recibido de diferentes empresas e instituciones y que son para ayudar a los daminificados.
El panorama rural es crítico: la cosecha no se ha podido retomar debido a la saturación de los suelos y los caminos rurales están en mal estado. Además, fuertes vientos dañaron cultivos no inundados, especialmente el maíz.
Resiliencia para reconstruir
Tanto Salto como Arrecifes enfrentan ahora una etapa de enorme esfuerzo comunitario. La solidaridad de la población, el acompañamiento del Estado y la resiliencia de los afectados serán determinantes para transitar los próximos días. Aunque el agua se retira, las secuelas de esta catástrofe siguen presentes.