sábado 07 de junio de 2025

Ruta 40 a pie: la hazaña de Jesús Ledesma, que cruzó el país con un carro y un sueño

Completó los más de 5.100 kilómetros de la Ruta 40, desde La Quiaca hasta Cabo Vírgenes, en una travesía de 7 meses y medio que combinó esfuerzo y solidaridad.

25 de mayo de 2025 - 07:15

Jesús Ledesma no es un atleta profesional ni un nombre habitual en las portadas deportivas. Pero sus pasos -literalmente miles de ellos- lo han llevado a protagonizar una de las aventuras más desafiantes que se recuerden: recorrer a pie los más de 5.100 kilómetros de la Ruta Nacional 40, desde La Quiaca (Jujuy) hasta Cabo Vírgenes (Santa Cruz), uniendo el norte y el sur del país en siete meses y medio.

Corriendo Ruta 40

A sus 42 años, este pergaminense de alma inquieta cumplió un sueño que había comenzado a gestarse años atrás, durante otros viajes en bicicleta por Sudamérica y el norte de España. Ahora fue de Pergamino al país, a pie y con propósito. La historia de Jesús es mucho más que una aventura física. Es un testimonio de resiliencia, pasión, solidaridad y compromiso. Es la prueba viva de que, con un sueño claro, la voluntad puede recorrer miles de kilómetros. En esta charla íntima con LA OPINION, contó los detalles, obstáculos y aprendizajes de esta travesía que bautizó como “Corriendo Ruta 40”.

-¿Qué significó para vos haber cumplido este desafío?

-La verdad que una satisfacción muy grande, porque uno se pone un objetivo y cumplirlo es como haber terminado una gran carrera. Era muy desafiante. Yo sabía que me iba a llevar entre seis y ocho meses recorrer la Ruta 40 completa a pie. Y bueno, hoy, ya de vuelta en Pergamino, con la misión cumplida, todo eso se transforma en alegría, experiencias, amigos nuevos y muchos miedos que logré superar… como dormir solo en el medio de la nada, convivir con uno mismo durante tanto tiempo. Es un logro inmenso.

-Ya habías concretado otro viaje por Sudamérica en “bici”, ¿cómo nació esta nueva “locura” de hacerla a pie?

-Fue durante aquel viaje en “bici” por Sudamérica, y también en el norte de España. Me di cuenta de que no conocía el sur argentino y tenía muchas ganas de recorrer toda la Ruta 40. Pero hacerlo otra vez en bicicleta me iba a resultar “más de lo mismo”, entonces pensé en un desafío más grande: hacerlo corriendo. Para poder cargar todo el equipo, diseñé y fabriqué un carrito. Así se fue gestando la idea, hasta que se concretó.

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El pergaminense en el inicio de la travesía que completó en siete meses y medio.

El pergaminense en el inicio de la travesía que completó en siete meses y medio.

-Arrancaste corriendo, pero después el camino impuso sus condiciones. ¿Cómo fuiste sobrellevando los obstáculos?

-Sí, la idea original era correr todo lo posible, pero hubo zonas complicadas. Apenas salí de La Quiaca estaba a más de 4.000 metros de altura. Y el Paso Abra del Acay, por ejemplo, que es el más alto de la Ruta 40, está casi a 5.000 metros. Todo eso, sumado al ripio, la falta de oxígeno y el viento, me obligó a caminar muchos tramos. En el sur, los vientos eran insoportables, parecía que te empujaban para atrás todo el tiempo.

-¿Cuánto pesaba el carrito que te acompañó todo el trayecto?

-¡Muchísimo! (ríe). Yo creía que cargado con comida rondaba los 35-40 kilos. Pero cuando lo pesé al final del viaje en Ushuaia, sin agua ni comida, marcaba 40 kilos. Así que durante el trayecto seguramente rondó los 50 o más. Y eso lo llevé conmigo durante todo el viaje.

-¿Tuviste momentos de miedo o en los que pensaste en abandonar?

-Miedo sí, abandonar no. Estaba mentalizado para terminarlo sí o sí. Pero hubo momentos difíciles, como una alerta naranja en el sur, donde quedé atrapado en medio de la nada, sin señal, con vientos fuertísimos y sin nadie alrededor. No dormí por noches enteras por el ruido de la carpa, el miedo, el cansancio. Fue durísimo. Pero nunca dudé en seguir.

-¿Dónde dormías?

-En carpa, en la mayoría de los casos. También mucha gente me ofreció alojamiento. Pero sí, el grueso fue acampando: al costado de la ruta, en campings o donde caía la noche.

-Tenés una raíz aventurera que viene de chico. ¿Sentís que te formaste para esto?

-Totalmente. Me crié en el barrio Otero, entre bicicletas, deporte, pesca, libros de aventuras. Mi viejo, “Tato” Ledesma, fue ciclista y aventurero. Siempre estuvimos en contacto con la naturaleza y el deporte. Además, dos amigos cercanos -Fernando Nus y Raimundo Nus, también de Otero- fueron aventureros y alpinistas, y cada vez que volvían de un viaje traían fotos, revistas, historias. Todo eso fue una motivación enorme desde chico.

-Recién me contabas también de un proyecto con escuelas…

-Sí. Con el apoyo de mi primo y su marca Heaven Caps, hicimos rifas durante el viaje para juntar fondos. Todo lo recaudado fue para la Escuela Nº 503, la Nº 502 y el CFI (Centro de Formación Integral) de Pergamino. Ahora estamos trabajando en una correcaminata solidaria para el 9 de julio, donde participarán varias escuelas y habrá un festival en el Parque Municipal. Además, junto con la Escuela Nº 503, lanzamos un proyecto para fabricar tres sillas de atletismo adaptadas, para correr con chicos con discapacidad en el Medio Maratón de la Merced en septiembre. La idea es que esas sillas queden para uso de toda la comunidad.

-¿Y vos vas a correr con uno de los chicos?

-Sí, voy a correr con Alexis, un chico de 15 años que va a la Escuela Nº 503. Va a ser algo muy lindo, muy fuerte. También estamos invitando a la gente a sumarse a la cooperadora con una cuota mínima, para seguir fortaleciendo estos espacios.

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Jesús Ledesma junto a su madre, con quien se encontró en la ciudad de Mendoza.

Jesús Ledesma junto a su madre, con quien se encontró en la ciudad de Mendoza.

-¿Qué te dejó este viaje, más allá de haberlo completado?

-Muchísimo. En lo humano fue una experiencia transformadora. La gente que se me acercó, que me dio una mano sin pedirme nada, que me ofreció ayuda, comida, palabras. Y en lo personal, un montón de fortalezas, y las ganas de seguir soñando y planeando nuevos proyectos. Tener un objetivo, trabajar cada día por eso, te mantiene vivo.

-¿Y cuál es tu próximo desafío?

-Voy por el Aconcagua. La idea es salir en bicicleta desde Pergamino, hacer 750 kilómetros en tres días, después correr otros 250 kilómetros hasta el Parque Aconcagua (unos 6- o 7 días más) corriendo un maratón por día, y finalmente escalar la montaña. Es un desafío grande, tengo siete meses para entrenar. Tengo experiencia en trekking de altura en Perú y Ecuador, pero esto es nuevo para mí. Va a ser otra gran aventura.

-¿Algún mensaje final para quienes lean esta entrevista?

-Que si tienen un sueño, no lo abandonen. Que lo escriban, lo piensen, lo trabajen. Cada pequeño paso los va a acercar. No importa el tiempo, ni las dificultades. Lo importante es creer y rodearse de buena gente. Cuando uno empieza el camino, aparecen personas que te ayudan a lograrlo. Hay que animarse.

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