El gigante energético Shell confirmó que se retira del proyecto de Gas Natural Licuado (GNL) de Argentina, apenas un año después de haber firmado con YPF un acuerdo para desarrollar un megaplan de exportación basado en los recursos de Vaca Muerta. La decisión, revelada por Reuters, golpea de lleno la hoja de ruta del país para convertirse en un jugador global del gas.
“Shell ha decidido retirarse debido a dinámicas del proyecto que ya no respaldan su participación, incluido un cambio significativo en el alcance”, informó la empresa en un correo enviado a Reuters.
La salida se produce en un momento crítico: Argentina aspiraba a instalar, para 2032, una capacidad exportadora de 30 millones de toneladas anuales de GNL, con una cadena de plantas flotantes (FLNG) en la costa de Río Negro y la integración de Vaca Muerta —la segunda mayor reserva mundial de shale gas— como base de operaciones.
En 2024, la malasia Petronas, primer socio estratégico de YPF en el proyecto, ya había abandonado la iniciativa. Con la salida de Shell, Argentina pierde a dos de los mayores jugadores globales del GNL en apenas dos años.
En el mercado energético internacional, este tipo de decisiones no ocurren por capricho:
cuando un supermajor se retira de un megaproyecto, suele deberse a uno (o varios) de estos factores:
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economía del proyecto deteriorada,
regulación incierta,
dificultades logísticas offshore,
riesgo político elevado,
escala demasiado ambiciosa para ser financiable.
Y todos estos elementos rodearon a la iniciativa argentina.
Qué estaba en juego
Shell abandonó un plan que incluía:
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30 Mtpa de capacidad exportadora hacia 2032,
un corredor de plataformas FLNG frente a Río Negro,
una inversión estimada en US$50.000 millones,
inicio de ingeniería FEED para fines de 2025.
La compañía era clave porque aportaba lo que Argentina no tiene:
la calidad técnica, la credibilidad financiera y el track record global que vuelve “bancable” un proyecto de GNL de esta magnitud.
Qué puede pasar ahora
La industria energética identifica tres escenarios:
1. YPF reescala el proyecto
Plantas más chicas, menos CAPEX, un desarrollo por etapas.
Sería un salvataje posible, pero implicaría diluir el sueño de exportación masiva.
2. Entra un nuevo socio
Eni sigue en conversaciones.
Otras majors podrían mirar el proyecto, pero solo bajo condiciones más estrictas, garantías más duras y un riesgo país mucho más bajo.
3. Grandes demoras
Es el escenario más probable si no aparece un socio de igual porte.
Sin un supermajor, financiar un proyecto de GNL de escala global es prácticamente imposible.
Las exportaciones podrían saltar de 2032 a bien entrada la década de 2030.
La promesa rota
El plan nacional de GNL buscaba transformar a la Argentina en un exportador relevante, siguiendo el modelo de Qatar, Australia y Estados Unidos.
Con Vaca Muerta como respaldo geológico, el país tenía —sobre el papel— el recurso necesario.
Pero sin socios globales, sin reglas claras y sin condiciones de estabilidad de largo plazo, el megaproyecto queda virtualmente desarmado.
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