Desde hace un par de años, la gastronomía coreana está viviendo un verdadero "boom" en nuestro país. Tanto es así que Argentina se convirtió en el primer país del mundo en tener un día nacional -el 22 de noviembre- que conmemora el kimchi fuera de Corea del Sur.
En esta cocina, el gochugaru -ají rojo molido- es esencial. De hecho, es la base del kimchi, plato tradicional de la gastronomía coreana, y de preparaciones como el gochujang. Ante la constante necesidad de este ingrediente, el restaurante "Una Canción Coreana" decidió dar un paso inédito: convirtió una urgencia de ají molido coreano (gochugaru) en un negocio agroindustrial. Así fue como lanzó Picor, la primera marca nacional producida con semilla híbrida importada desde Corea y cultivada en un campo propio en Salta.
La iniciativa -nacida para asegurar calidad y abastecimiento- contó con una gran inversión. Actualmente, ya completó su tercera cosecha y, está registrada para venta interna y exportación. Se proyecta que siga escalando de forma gradual para competir en la región.
Escalabilidad, competitividad y exportaciones
El plan de negocio de PICOR prioriza el abastecimiento nacional -restaurantes coreanos, supermercados étnicos y usos gastronómicos más amplios- y también evalúa su expansión a 25 hectáreas con capital adicional, cuidando la calidad agronómica (suelo, clima, aislamiento de polinización) y la capacidad técnica del equipo.
En logística y costos, el desafío es competir con los ajíes molidos importados asiáticos, pero el valor diferencial (trazabilidad, perfil sensorial y regularidad) busca sostener precio y preferencia en Argentina y países limítrofes; a mediano plazo.
Qué hace diferente a PICOR
Detrás del color rojo intenso y el picor profundo del gochugaru hay trazabilidad desde la semilla -importada desde la compañía líder coreana Nongwoo Bio, que incluso capacitó al equipo en el campo salteño- y procesos de secado y molienda pensados para preservar el carácter organoléptico exigido por la cocina coreana (kimchi y salsas como gochujang).
“Para el consumidor y la cocina profesional, la diferencia se nota en sabor y color: no se trata solo de “pica o no pica”, sino de complejidad, aroma y una tonalidad que ‘come con los ojos’. Empezó como una necesidad por abastecer a los restaurantes coreanos pero hoy estamos listos para competir en el mercado y proyectar la posibilidad de exportar a la región”, explica Victor Ho, Director Comercial de PICOR y Socio Gerente de Una Canción Coreana.
Próximamente PICOR podrá conseguirse en formatos de medio kilo y presentaciones de 250 gramos que los consumidores podrán adquirir directamente en restaurantes y supermercados para utilizar en sus propias preparaciones.
Fuente: Fortuna.