El padrastro vulneró la integridad sexual de tres menores hijas de su pareja, mientras convivían en una casa de la zona rural de Paraje Manantiales.
Los jueces Marcela Santoro, Guillermo Burrone e Ignacio Uthurry dictaron la condena.
LA OPINIONEl Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 del Departamento Judicial Pergamino condenó a 18 años de prisión a un hombre acusado de haber abusado sexualmente de las tres hijas de su expareja en una vivienda rural de la zona conocida como Paraje Manantiales.
La sentencia fue dictada el pasado viernes por los jueces Guillermo Burrone, Marcela Santoro e Ignacio Uthurry, quienes consideraron acreditadas las acusaciones que las tres víctimas -actualmente dos de ellas mayores de edad y la tercera todavía adolescente- realizaron en el marco de un proceso penal iniciado años atrás.
El acusado, un trabajador rural, convivía con la madre de las jóvenes en una casa ubicada en la zona rural del mencionado paraje, donde ocurrieron los ataques. Las víctimas denunciaron los abusos en distintas etapas de su infancia y adolescencia, lo que dio lugar a una investigación penal que concluyó con la elevación a juicio y, finalmente, la condena.
Durante las dos audiencias del juicio oral, celebradas entre el jueves y viernes de la semana pasada en los Tribunales de Pergamino, las jóvenes que ya alcanzaron la mayoría de edad comparecieron de forma presencial y ratificaron lo que habían expresado años antes en Cámara Gesell. La menor de ellas, que aún es adolescente, fue incorporada al proceso mediante su declaración registrada en ese mismo dispositivo judicial, que garantiza protección y contención a las víctimas menores de edad.
En el debate oral también declararon profesionales de la psicología forense que evaluaron a las víctimas. Sus intervenciones fueron clave para respaldar los relatos de las jóvenes, ya que expusieron indicadores claros de los padecimientos sufridos a causa de los abusos. Además, trabajadoras sociales de la escuela a la que asistían las menores dieron testimonio sobre las entrevistas mantenidas con las alumnas, quienes en su momento manifestaron lo que ocurría dentro del hogar familiar.
El rol de la madre de las víctimas fue severamente cuestionado durante el juicio, ya que no declaró como testigo y, según trascendió durante el proceso, su conducta estuvo bajo evaluación judicial, al punto de haber sido considerada como posible cómplice en etapas iniciales de la causa.
El imputado, defendido por el abogado de la Defensoría Oficial Daniel Ryan, declaró durante el juicio y negó todas las acusaciones. Atribuyó las denuncias a un supuesto resentimiento de las jóvenes hacia su persona y puso en duda los relatos de las víctimas, intentando deslegitimar su testimonio al referirse a aspectos de su comportamiento durante la convivencia.
Por su parte, el fiscal Fernando D´Elío, acompañado por la instructora judicial Silvana Torrado, requirió una pena de 20 años de prisión, calificando los hechos como abuso sexual con acceso carnal agravado por la condición de guardador y por la multiplicidad de víctimas.
Finalmente, el tribunal resolvió imponer una condena de 18 años de prisión, dando por probado que el hombre abusó sexualmente en reiteradas oportunidades de las tres hermanas mientras convivían bajo el mismo techo.