Los obituarios dirán murió un hombre. Y será cierto. Otros llorarán la perdida irreparable, algunos quizás saquen de la arcón de los recuerdos esas anécdotas y vivencias que definen a un hombre. Otros tantos indagarán en archivos sus logros y sus estadísticas para exponerlas en su justa media, o tal vez apelar a la hipérbole de los momentos sensibles. Uno en definitiva desconoce si estos recursos alcanzan para describir la vida y el legado de un hombre, un amigo, un padre, un deportista, en fin de tos lo que fue y representó Carlos Montaldo.
Solo odio a la muerte mas que a los lugares comunes, al fin y al cabo soy periodista, y con las frases hechas no nos llevamos bien. Pero la muerte me subleva, quizás porque pone al ser humano de cara a su propia dimensión, a su propio límite. Hoy nos dejó "Carlitos" "el cabezón" el señor que tomaba mates en el Club Regatas, y contaba una y mil veces sus historias. El vecino de Boulevard Falcón que paseaba por las tardes y charlaba con vecinos y amigos. El atleta olímpico, nada más y nada menos. En una entrevista en 2008 dijo" sabes lo difícil que era llegar a Japón en los 60´? Tuvimos que hacer rifas y nos ayudó el Circulo de Cronistas Deportivos". Se quejaba de las penurias de los deportistas amateurs. " Con Ricardo (Durán) hicimos nuestra historia pero eso fue hace mucho" me dijo aquella vez mientras me mostraba unas fotos. En 2007 en CIPED los reconoció en una cena por los 60 años del Círculo, fue una noche inolvidable y sirvió para que muchos jóvenes los conocieran.
El abrazo para sus familia y amigos nos une en este momento de dolor. Pero también en estos momentos de dolor sale la mayor de las fuerzas para lograr la superación, como hacían Carlos y Ricardo en cada palada para alcanzar la meta. Esa que da tanta alegría, esa que tantas lagrimas cuesta. La alegría por la tarea cumplida, la misma, que cada vez que no la encontramos nos deja mas en soledad. Hoy sentimos esa soledad.