lunes 15 de diciembre de 2025

La ganadería, el gran negocio del año con fuerte impacto en la zona núcleo

Con precios históricos, buenos campos y un cambio de reglas que devolvió previsibilidad, la ganadería fue el gran negocio de 2025 para el sector rural.

14 de diciembre de 2025 - 07:01

El año productivo 2025 quedará registrado como uno de los más favorables para la ganadería argentina y, en particular, para Pergamino y la zona núcleo, donde la actividad recuperó protagonismo dentro de un esquema históricamente dominado por la agricultura. Con precios de la hacienda en niveles récord, condiciones climáticas que acompañaron y un cambio profundo en el marco político y comercial, la cadena cárnica se consolidó como el negocio más dinámico del agro, con efectos directos en la economía regional.

Especialistas del sector coinciden en que lo ocurrido respondió a una combinación poco frecuente de factores. La mejora de los valores internacionales, la disponibilidad de pasto y la eliminación de restricciones a las exportaciones generaron un escenario de previsibilidad que impactó de lleno en los planteos productivos de la región. En Pergamino y distritos vecinos, muchos productores volvieron a mirar a la ganadería no solo como complemento, sino como una alternativa central dentro de la rotación productiva.

El clima a favor

Desde el punto de vista climático, 2025 ofreció condiciones ampliamente favorables. Más allá de excesos hídricos puntuales en algunas zonas del oeste bonaerense, los campos del norte provincial y del sur santafesino mostraron una muy buena respuesta forrajera. La disponibilidad de verdeos, pasturas implantadas y campos naturales permitió sostener altas cargas y mejorar los índices productivos, especialmente en los sistemas de recría e invernada que caracterizan a la región.

La relación insumo-producto jugó a favor del negocio ganadero. Hoy se requieren muchos menos kilos de novillo para acceder a maíz, pasturas, verdeos o suplementos que en campañas anteriores.

El factor determinante, sin embargo, fueron los precios. En el mercado regional, el ternero registró subas interanuales cercanas al 80%, el recriado avanzó casi 90% y el novillo duplicó su valor, muy por encima de la inflación. Medidos en dólares, los precios de la hacienda alcanzaron niveles históricos, sin referencias en los últimos años. Para muchos productores de Pergamino y la zona núcleo, esta mejora permitió recomponer márgenes que venían muy ajustados y capturar rentabilidad luego de varias campañas de incertidumbre.

En paralelo, la relación insumo-producto jugó a favor del negocio ganadero. Hoy se requieren muchos menos kilos de novillo para acceder a maíz, pasturas, verdeos o suplementos que en campañas anteriores. Esta situación alentó inversiones en mejoras forrajeras, genética, infraestructura y manejo, aunque todavía de manera selectiva. La cautela sigue presente, sobre todo por la volatilidad macroeconómica y la evolución del tipo de cambio, factores que durante buena parte del año condicionaron la toma de decisiones de largo plazo.

La comercialización

En el plano comercial, si bien las exportaciones de carne cayeron en volumen a nivel nacional, el aumento de los precios internacionales se reflejó también en los negocios locales. La mejora de valores en mercados clave como China, la Unión Europea e Israel permitió sostener precios firmes de la hacienda, incluso en un contexto de menor oferta. En la región, la falta de animales disponibles se hizo sentir con fuerza hacia el final del año, anticipando un escenario de menor faena y producción para el próximo ciclo.

Este dato es clave para Pergamino y la zona núcleo, donde la ganadería está íntimamente ligada a los sistemas mixtos. Con menos hacienda en circulación y una demanda sostenida, los analistas anticipan un proceso de recomposición de stocks que podría extenderse durante 2026 y 2027. En ese marco, la producción de kilos de carne por hectárea aparece como el principal desafío técnico, especialmente en un contexto donde la agricultura continúa siendo altamente competitiva.

No todos los sistemas, sin embargo, lograron los mismos resultados. En campos alquilados, donde los contratos están atados al kilo de novillo, la mejora de precios no siempre se tradujo en mayores márgenes. Algo similar ocurrió en planteos de cría extensiva sobre campo natural de baja productividad. Los mejores desempeños se observaron en modelos intensificados, capaces de transformar el buen contexto de precios y pasto en mayores niveles de eficiencia.

El impacto del buen año ganadero también se reflejó en el mercado de tierras. En la región, varios productores aprovecharon los altos valores de la hacienda para capitalizarse, vender animales y avanzar en la compra de campos o en la mejora de superficies productivas. Este movimiento reforzó el rol de la ganadería como generadora de liquidez y como herramienta de resguardo de valor en un contexto económico todavía inestable.

Buenas perspectivas

Las perspectivas hacia adelante son, en términos generales, alentadoras. Con una oferta global ajustada y una demanda internacional que sigue creciendo, los precios mundiales de la carne muestran una tendencia alcista. Para la zona núcleo, esto implica una oportunidad estratégica: integrar de manera más equilibrada la ganadería dentro de sistemas agrícolas de alta productividad, reduciendo riesgos y diversificando ingresos.

No obstante, el escenario presenta tensiones en la industria frigorífica, el eslabón más expuesto de la cadena. La escasez de hacienda y el elevado costo de la materia prima presionaron sobre la rentabilidad de las plantas exportadoras. En la región, esta situación se tradujo en ajustes de ritmo de faena, suspensiones y vacaciones programadas. El contraste es evidente: mientras el productor atraviesa uno de los mejores años de la última década, la industria enfrenta un verano complejo.

En síntesis, 2025 fue un año bisagra para la ganadería. En Pergamino y la zona núcleo, significó la confirmación de que la producción de carne volvió a ocupar un lugar central dentro del entramado agropecuario. Con precios récord, buenos campos y un marco político más previsible, la ganadería dejó de ser un actor secundario y se posicionó nuevamente como un pilar productivo con fuerte impacto económico y proyección de futuro.

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