De la traza al territorio: el papel estructurante de las arterias urbanas
Las ciudades contemporáneas necesitan arterias que articulen sus distintas escalas: el barrio, el centro, la periferia y el entorno rural. En ese sentido, Pergamino está dando un paso clave al fortalecer sus ejes estructurantes en las direcciones norte-sur y este-oeste, generando una red que organiza la expansión y mejora la movilidad interna.
Avenida Pellegrini en sentido norte-sur, se consolida como columna vertebral de conexión urbana, integrando sectores consolidados con los nuevos desarrollos. Su jerarquización permite ordenar el tránsito, reforzar la seguridad vial y acompañar el crecimiento habitacional hacia el norte.
Marcelino Ugarte, representa el eje este-oeste, histórico y vital. Es el corredor que vincula los principales equipamientos públicos, zonas residenciales y áreas de servicios. Su modernización, con criterios de accesibilidad y movilidad multimodal, redefine la relación entre el centro y los bordes.
De la Cruz Gorordo, emergente y estratégica, actúa como una vía de distribución y expansión, que conecta zonas en transformación y facilita la integración territorial hacia un área con alto potencial logístico y residencial.
En conjunto, estos tres corredores configuran una red de arterias que no solo permiten el desplazamiento, sino que estructuran la forma de la ciudad. El espacio público, el transporte, la densidad y los usos del suelo comienzan a organizarse a partir de ellos.
Planificar para conectar: de la obra a la estrategia urbana
La consolidación de estas avenidas debe entenderse como parte de una visión integral de planificación urbana, donde el diseño vial se articula con políticas de suelo, medio ambiente y desarrollo económico.
Las principales claves técnicas de este proceso son:
Continuidad y jerarquía: garantizar la conexión física y funcional de los ejes, evitando interrupciones que fragmenten el tejido urbano.
Movilidad sustentable: promover corredores multimodales con ciclovías, transporte público eficiente y veredas accesibles.
Gestión del paisaje urbano: incorporar arbolado, mobiliario, iluminación y drenaje que mejoren la calidad ambiental y visual.
Densificación planificada: fomentar usos mixtos y mayor ocupación en torno a los ejes para aprovechar su capacidad de servicio.
Transiciones ordenadas: diseñar bordes que articulen gradualmente la trama urbana con el territorio rural, evitando la expansión descontrolada.
Estas decisiones, más que técnicas, son estratégicas: definen el modo en que Pergamino crecerá en los próximos años, hacia una estructura más conectada, equilibrada y sostenible.
Las avenidas como motor del desarrollo urbano
En toda ciudad, las avenidas actúan como vectores de transformación. Allí donde se consolidan, aparecen inversiones, servicios, transporte y nuevas oportunidades de vivienda. En Pergamino, este proceso ya se percibe: la mejora de la conectividad genera una redistribución del valor urbano, favoreciendo el desarrollo de zonas intermedias y reduciendo la presión sobre el centro histórico.
Entre los principales impactos positivos de esta consolidación se destacan:
Mayor accesibilidad a los polos educativos, comerciales y sanitarios.
Revalorización del suelo urbano en áreas con nueva infraestructura.
Ordenamiento del tránsito, con reducción de tiempos de viaje y menor congestión.
Integración social, al conectar barrios históricamente aislados.
Dinamización económica, a partir de la generación de nuevos frentes comerciales y residenciales.
Cada avenida, en ese sentido, no solo transporta movimiento, sino desarrollo. Actúa como catalizador urbano, impulsando una ciudad más equitativa y eficiente.
El ejemplo regional: ciudades que crecen a partir de sus ejes
Lo que Pergamino está realizando tiene un correlato claro en muchas ciudades de América Latina que han encontrado en la estructura vial planificada una herramienta para guiar su crecimiento.
En Rafaela (Santa Fe), la jerarquización de avenidas permitió consolidar un anillo de movilidad que ordenó la expansión periférica.
Tandil apostó por ejes integrados a su paisaje serrano, combinando movilidad, espacio público y turismo.
Rosario ha desarrollado corredores de conexión metropolitana que articulan transporte, bicisendas y espacio verde.
A escala continental, Curitiba (Brasil) sigue siendo un caso paradigmático: sus corredores estructurales definieron el modelo de ciudad lineal, donde el transporte público y la densificación se integran.
Y en Medellín (Colombia), la planificación de ejes de movilidad fue acompañada por políticas de inclusión urbana, demostrando que la infraestructura puede ser una herramienta de cohesión social.
Pergamino comparte con todas ellas una premisa: crecer a partir de la conectividad planificada, no del azar. En ese sentido, las avenidas Pellegrini, Ugarte y De la Cruz Gorordo se proyectan como piezas fundacionales de su futuro urbano.
Hacia una red integrada: el desafío de la coherencia
La consolidación de estas arterias exige pensar en un sistema integral de movilidad. No basta con intervenir tramos aislados: el valor está en la red continua, jerarquizada y coherente.
Esto implica:
Coordinar las obras con políticas de transporte y tránsito.
Incorporar tecnologías de gestión vial e información dinámica.
Fortalecer la conexión transversal entre ejes para evitar congestión.
Integrar a los peatones y ciclistas desde el diseño inicial.
Prever áreas de amortiguación y seguridad en los cruces.
El éxito de esta estrategia dependerá de la planificación a largo plazo y de la capacidad del municipio para sostener una visión de conjunto, alineada con la evolución demográfica y económica de la ciudad.
Una ciudad intermedia con visión metropolitana
Pergamino, por su ubicación estratégica dentro del corredor Buenos Aires–Santa Fe, tiene condiciones para convertirse en un nodo regional de relevancia. Las avenidas estructurantes son el primer paso hacia esa escala: permiten mayor movilidad interna, pero también facilitan la conexión con rutas provinciales y nacionales.
A medida que la ciudad consolida su red vial, se vuelve más atractiva para la radicación de industrias, servicios logísticos, educación y vivienda, configurando un perfil de ciudad intermedia moderna, con capacidad de crecimiento sostenible.En esa dirección, la infraestructura vial deja de ser un fin en sí mismo para transformarse en un instrumento de desarrollo territorial, de planificación y de equilibrio urbano.
Conectar para crecer
Así como las ciudades nacieron en el cruce de caminos, Pergamino renueva hoy su sentido a través de la conexión. Las avenidas Pellegrini, Marcelino Ugarte y De la Cruz Gorordo no solo unen puntos del mapa: organizan el territorio, mejoran la calidad de vida y proyectan una ciudad más eficiente y equilibrada.
El desafío será sostener una mirada estratégica que combine infraestructura, planificación y gestión, entendiendo que cada tramo construido es una inversión en el futuro urbano.
Trazar, hoy, sigue siendo un acto fundacional. Porque en cada avenida consolidada, Pergamino se vuelve a fundar: más integrada, más accesible y más preparada para crecer.