El 5 de julio llegó al mundo Aitana, una pequeña guerrera que nació con apenas 860 gramos y tan solo 29 semanas de gestación. Desde Lincoln fue trasladada junto a su mamá Nicol al Hospital San José de Pergamino, donde comenzó un recorrido lleno de desafíos, pero también de esperanza.
Días atrás, con 66 días de vida, Aitana celebró un progreso inmenso. Cada gramo ganado, cada respiración más firme y cada pequeño avance fueron conquistas que hablan de la fortaleza inquebrantable de los bebés prematuros, esos niños que desde su llegada nos enseñan que la vida se abre paso aún en las condiciones más frágiles.
La compañía amorosa
Pero Aitana no estuvo sola en este camino. Su mamá y su familia fueron sostén permanente, un abrazo constante que la alentó en cada batalla. El acompañamiento afectivo, fundamental para la evolución de los recién nacidos, se convirtió en parte esencial de su recuperación, demostrando que el amor también cura y fortalece.
La Neo del Hospital San José
A su vez, el equipo del Servicio de Neonatología del Hospital San José desplegó toda su dedicación, experiencia y humanidad. Con ciencia y ternura, médicos, enfermeros y especialistas trabajan día y noche para que bebés como Aitana puedan crecer y transformar lo que parecía imposible en una historia de vida.
Hoy, Aitana se convierte en un símbolo de lucha, de fe y de gratitud. Su historia es también la historia de tantas familias que atraviesan el desafío de la prematurez, recordándonos que detrás de cada incubadora late un milagro en construcción.
Felicitamos a Aitana y a su familia por mostrarnos que la vida siempre encuentra su camino, y expresamos un profundo reconocimiento al equipo de Neonatología del Hospital San José, que con compromiso, conocimiento y corazón hacen posible que los sueños más pequeños crezcan cada día más grandes.