Un grupo de vecinos del barrio Amaeton, ubicado en la zona norte de nuestra ciudad, denunció el deterioro, la inseguridad y el abandono de una plaza pública que solía ser punto de encuentro para las familias del secotr. Los reclamos apuntan directamente al vandalismo y falta de respuestas de las autoridades ante este tipo de hechos que se multiplican en los barrios periféricos.
Todo comenzó con una hamaca, o mejor dicho, con un pedazo de hamaca que quedó tras ser destruida el jueves pasado. “La rompieron, y los chicos la apoyaron como pudieron sobre el tanque para seguir usándola. Llamamos a ‘Ojos en Alerta’, vinieron y se la llevaron”, cuenta una vecina. Ayer volvieron los mismos chicos y nos dijeron que “supuestamente no tiene arreglo”.
Según las personas consultadas por el Diario, una camioneta blanca no identificada, aunque uno de sus ocupantes aseguró ser del Municipio, retiró la hamaca. Actualmente, se están realizando trabajos en otros juegos para su puesta en valor. “Anoche (por el miércoles) una vecina lo vio por la ventana. Querían llevárselo también. Ahora están colocando la otra base, pero debajo hay agua estancada. Es peligroso. ¿Quién va a dejar que su nieto trepe con ese charco abajo? No se sabe si esprofundo, si tiene barro...”.
El reclamo se mezcla con la frustración y la resignación. “Esto antes era un lindo lugar; hoy por hoy, las abuelas y madres no pueden traer a los chicos. Vienen los fines de semana y se van llorando porque no pueden jugar”, relataron. Incluso, algunos vecinos evitan sentarse en esta plaza: “Te agarran a pelotazos, y la violencia verbal que tienen algunos chicos es tremenda”.
Vecinos solidarios
Más allá de la denuncia, los vecinos proponen soluciones. “Primero hay que educar a los padres. No puede ser que un chico esté desde las 8:00 hasta las 2:00 o 3:00 de la madrugada en esta plaza, sin comer ni tomar agua. Y lo peor es que muchos no son del barrio. Pero aun así, nosotros los integramos: les compramos unas gaseosas, galletitas, tratamos de que se sientan parte para que no destruyan los juegos”.
La figura del placero surge como una posible respuesta. “Antes había placeros, cuidaban la plaza, mantenían el orden. También pedimos un domo de vigilancia vinculado a ‘Ojos en Alerta’. Porque cuando vemos algo, llamamos. Pero los chicos juegan carreras trepando hasta lo más alto de la torre del tanque, que debe tener al menos 24 metros”, advirtieron.
El mensaje es sumamente claro: los vecinos no solo piden, también se involucran y ofrecen alternativas. Pero la sensación general es de abandono. “Pedimos por favor la reconstrucción y mantenimiento de esta ‘placita’. Es un derecho de todos, también de los chicos que viven en la periferia”, resaltaron ayer.
¿Hasta cuándo podrán vandalizar?
El vandalismo urbano es una conducta que está ampliamente extendida entre la población; la necesidad de construir rejas de protección en monumentos públicos es el fiel reflejo de los inconvenientes que existen.
Más allá de algunos casos puntuales, cualquier recorrido permite comprobar el abuso generalizado y muchas veces destructor que se hace del espacio público. La acumulación de basura en las calles por parte de los vecinos que sacan las bolsas fuera de horario y las pintadas o pegatinas en las paredes son expresiones difundidas y visibles de este problema. Muchos actos de vandalismo se realizan a plena luz del día y podrían evitarse con más atención de la Policía y mediante la denuncia pública, esa participación ciudadana que a veces se desestima y que hoy es tan accesible a través de los medios de atención a la comunidad que tiene la Municipalidad.
El vandalismo es una conducta extendida en Pergamino y se requieren intervenciones para garantizar la preservación del espacio y de los bienes públicos.