martes 10 de junio de 2025

Estafa piramidal en Pergamino: inhibieron al sujeto investigado por defraudar a varias personas

El juez Renato Santore dispuso esa medida cautelar en el caso del primer damnificado por defraudación.

11 de mayo de 2025 - 07:05

La medida es por la defraudación o estafa, un joven de 30 años; quien inició una demanda civil a través de documentos por un valor de 20 mil dólares. En la causa penal se presentó un nuevo denunciante y próximamente podría ser elevada a juicio oral por el fiscal Francisco Furnari.

Estafa

El sujeto acusado de las millonarias estafas piramidales en nuestra ciudad está inhibido de disponer de bienes registrables que pueda adquirir en el futuro ya que en la actualidad no tiene nada a su nombre.

El juez Renato Santore dispuso la inhibición de bienes de esta persona a través de una medida cautelar en el marco de la primera demanda en los Tribunales de nuestro Departamento Judicial.

Desde el Juzgado Civil y Comercial 3 resolvieron inhibir al sujeto en base a las documentaciones presentadas por un joven de 30 años.

La persona damnificada en esta primera demanda presentada en el fuero Civil y Comercial inició la acción judicial para recuperar el capital de 20 mil dólares que quedó acreditado en los acuerdos de Mutuos que firmaron ante escribano.

Se trata del primero de varios demandantes en el fuero Civil y otros tanto que denuncian por estafa en la faz penal.

El joven inversor conoció a este individuo a través de un amigo en una época en la que lo sedujo la posibilidad de obtener intereses del dinero que tenía de los ahorros con su pareja.

Su historia es muy similar a la de la mayoría de las personas damnificadas por ésta y otras estafas piramidales.

El embaucador era un hábil fabulador, cuya gran virtud era la dialéctica en torno al supuesto éxito de sus inversiones en un fondo de capital diversificado en varias unidades de negocios.

En las reuniones en las que participó dentro de un local que utilizaba como pantalla, que era del rubro expendio de bebidas al paso, tenía máquinas de contar billetes y siempre daba a entender que todas las inversiones en curso estaban dando réditos superavitarios.

Las cinco esferas de sus supuestos negocios, de acuerdo a sus dichos, giraban en torno a la colocación de activos en emprendimientos de bebidas al por mayor; la logística de productos avícolas; inversiones en la Bolsa de Comercio de Rosario; emprendimientos inmobiliarios e insumos agrícolas.

A quienes invertían les detallaba las actualidades de cada uno de esos cinco rubros y les describía como hacía que las inversiones dejaban ganancias que permitían hacer crecer el dinero.

En esas charlas salían de la boca del sujeto un sinnúmero de buenos negocios que supuestamente estaban en marcha y la cantidad de personas que se sumaban para invertir cada vez mayor cantidad de dinero en dólares con cifras importantes.

Lo cierto es que ninguno de los inversionistas locales pudo constatar ni seguir la evolución de sus activos a través de ninguna plataforma financiera legal para darle crédito a todos los dichos que, a la vista de los acontecimientos: suenan más a fábulas que a certezas.

Por el contrario, todos los damnificados coinciden mayoritariamente en describir un entorno informal donde los atendía en ese comercio.

Ese local estaba ubicado dentro del radio céntrico y las personas acordaban previamente un encuentro para realizar cualquier transacción.

Por un lado, los inversionistas en su mayoría se acercaron a aportar su capital en dólares o pesos, motivados por los altos intereses que prometía la inversión en la divisa estadounidense.

Si bien este sujeto no pedía una suma mínima para ingresar como capitalista al fondo de inversión, siempre apelaba a sus relatos y descripciones incontrastable sobre otros aportantes con sumas de 200 mil dólares. Eran muletillas que muchos escucharon en las charlas.

No con todas personas procedía de la misma manera y como no le convenía que nadie desconfiara, iba adecuando la forma de incorporar damnificados a su “fondo de inversión”.

A algunos los hacía firmar acuerdos de “Mutuo” ante un escribano público; a otros les llegó a firmar pagarés y a muchos simplemente les hizo recibos a mano alzada que se los entregó en ese local utilizado como pantalla.

Los damnificados que tienen documentos legales los incorporaron a la demanda del Fuero Civil y Comercial y los otros aportaron las evidencias a la denuncia penal.

El comportamiento del estafador siempre era de alguien solvente que cumplía con el pago en término de los intereses mensuales.

Hay quienes asegurarían que el ciclo de estafas perpetrado por este sujeto habría tenido una duración de cinco años.

Durante ese período habría logrado una rueda que se retroalimentaba con inversionistas entusiasmados con las ganancias que no las pagaban en ninguna operación lícita.

Este sujeto presuntamente actuaba solo y no hay certidumbres sobre una organización criminal que sostuviera las maniobras defraudatorias.

Más bien, se trataría de una defraudación improvisada que permanentemente requería nuevos inversores para tener recursos que le permitieran afrontar los pagos de intereses mensuales a los primeros aportantes de capitales.

Los pagos de los intereses siempre se cumplían en términos hasta octubre del año pasado cuando eclosionó todo.

Es más, hay quienes pueden dar fe que para mediados del año pasado ya había atendido a inversionistas en una oficina bien amoblada e instalada en 3 de Febrero entre Italia y Estrada.

En esas instalaciones decía estar apuntalado por un grupo de inversores con quienes especulaban llegar al millón de dólares de capital para constituir una mutual que les permitiera realizar negocios legales en mercados financieros y en las bolsas de inversiones nacional e internacional.

Lo cierto es que esas nuevas oficinas no le duraron mucho porque en cuestión de días empezó con las respuestas evasivas a los inversores.

Lo que antes era seguridad y muestras de solvencia con respuestas concretas de dinero o firmando documentos para legalizar las operaciones, luego pasó a ser excusas incontrastables para justificar las ausencias a la escribanía o al pago de alguna amortización mensual de capital.

El cambio fue abrupto y tras un incidente con un par de inversionistas, a quienes les reintegró dinero con la venta de tres vehículos particulares, pasó a la clandestinidad y junto a sus familiares se fueron de la ciudad.

El 18 de octubre es la última fecha registrada en las actuaciones, ya que ese día está ingresada una exposición en sede de la Fiscalía; donde expresaba el hostigamiento de estos inversionistas.

La causa penal

Esta exposición penal, donde se presentaba como supuesta víctima, terminó siendo una investigación penal por estafa en su contra.

El fiscal Francisco Furnari dio un giro a la instrucción judicial cuando citó a declarar a los supuestos hostigadores y terminaron siendo víctimas de una defraudación piramidal.

Las otras personas damnificadas, por esta creación piramidal de obtener dinero de inversionistas para pagar intereses mensuales, fueron acercándose a la Fiscalía 5 a declarar como víctimas.

Recientemente se acercó un nuevo denunciante y ya habría más de diez damnificados en las actuaciones penales.

En la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio 5, que subroga Furnari, cuentan con el sumario completamente avanzado para requerir la elevación a juicio de las actuaciones.

El fiscal, en su momento lo indagó para imputarle el delito de estafas reiteradas y sigue el proceso en libertad ya que está eximido de prisión; de acuerdo a la resolución del Juzgado de Garantías.

¿Cómo sigue?

Este sujeto de 39 años está inhibido y no puede adquirir bienes registrables; de acuerdo a la Resolución del Juzgado Civil y Comercial 3. Dentro de cinco años esa inhibición debe renovarse por parte del joven de 30 años damnificado, quien será el primero en cobrar cuando se logre inhibir algún activo de ese individuo.

La medida judicial en la faz civil depende que el individuo tenga la buena voluntad de reintegrar el monto de capital demandado por el joven perjudicado y los demás damnificados.

La inhibición tiene la función de embargar los bienes que queden registrados a nombre del demandado.

Ese sujeto si no se ajusta a reintegrar el dinero debe sostenerse con actividades económicas marginales, o en negro, para que no queden blanqueadas y tener que ser embargada judicialmente.

Aparentemente, no existe un ánimo de reintegrar voluntariamente el capital invertido ya que ha dejado de responder a los requerimientos de los inversionistas para recuperar el capital aportado al fondo que este sujeto administraba.

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