A pocos días de la presentación de su quinto libro, Tan Buenos Aires, la periodista y especialista en patrimonio urbano Mariela Blanco vuelve a hacer un retrato de los rincones que definen la arquitectura y la identidad porteña. La autora reúne historias, hallazgos y curiosidades de Buenos Aires y su conurbano bonaerense.
Una arquitectura que tiene mucho para contar
"La idea de Tan Buenos Aires nació porque me habían quedado muchos temas afuera del libro anterior. Después de tantos años recorriendo la ciudad, sentí que todavía tenía mucho por contar, como la verdadera historia detrás de la Casa Mínima o del Palacio Lezama, pero también de algunas costumbres que nos siguen definiendo", explica Blanco. "Quería mostrar que Buenos Aires no termina en la avenida General Paz y resaltar que el conurbano guarda un patrimonio arquitectónico y emocional enorme, con castillos, historias y personajes que también forman parte de esta identidad", agrega.
Lugares con historia
En los capítulos desfilan lugares icónicos —el Palacio de los Patos, la Casa Mínima, la Residencia Maguire, la Casa de los Pavos Reales, el Palacio Lezama, el Hotel Plaza, el Claridge, el Kavanagh— junto a joyas poco conocidas del Gran Buenos Aires, como el Palacio Sans Souci, Villa Ocampo, la Casa Minka, el Club Canottieri Italiani o el Castillo Guerrero.
Cada historia está respaldada por documentos originales —como planos firmados por Corina Kavanagh o Rosa T. de Torquinst— y por testimonios de descendientes de las familias que habitaron esas residencias históricas.
Una mirada afectuosa sobre el patrimonio y la identidad porteña
Además de un recorrido por edificios emblemáticos, Tan Buenos Aires propone una reflexión sobre la relación entre los habitantes y su entorno urbano. Blanco sostiene que preservar el patrimonio no solo implica conservar estructuras, sino también mantener viva la emoción que despiertan.
"Creo que hoy hay más conciencia sobre la importancia de preservar el patrimonio, pero todavía queda mucho por hacer. Con mis libros intento despertar curiosidad y afecto por Buenos Aires, porque sólo se protege lo que emociona. Cuando uno descubre la historia detrás de una fachada, seguro ya empieza a querer cuidarla", reflexiona.
Esa mirada sensible atraviesa todo el libro, donde los edificios se transforman en testigos silenciosos de una época. Para la autora, la arquitectura de Buenos Aires funciona como un espejo colectivo.
"Tan Buenos Aires no es sólo un libro de historia —dice Mariela Blanco—, es una carta de amor a la ciudad. Y como toda carta de amor, tiene sus nostalgias, sus ironías y sus pequeñas verdades. Pero sobre todo, tiene emoción."
Fuente: I Profesional.