Luego de comenzado el acto protocolar, Aiello anunció la ausencia de los exintendentes Alcides Sequeiro, que no pudo estar presente por un compromiso urgente, y Héctor Gutiérrez que, según explicó la conductora, estaba viniendo de Buenos Aires, Aiello agregó además que ambos enviaron conceptuosas notas.
Posteriormente y tal como estaba previsto hablaron el exintendente Omar Pacini y el actual mandatario municipal, Javier Martínez, que entre otros conceptos dijo: cuando comencé mi campaña muchas veces dije que, en mi carácter de dirigente de fútbol, había visto que las entidades crecían o decrecían de acuerdo con el tenor y la calidad de las personas que las dirigían y hoy, cuando empiezo a transitar desde otro lugar y a ver tantas entidades en Pergamino y en la Provincia, cada vez reafirmo más ese concepto. La maravillosa obra de gente que compone los clubes y en este caso en particular la maravillosa obra que han hecho con esta Casa de la Cultura, quizás sea mérito del acompañamiento de intendentes anteriores, pero no hay dudas de que ha habido un grupo que trabajó mucho en esto. En mi carácter de intendente quiero felicitarlos y agradecerles como pergaminense porque para nosotros esto es un orgullo, es un centro de referencia cultural no solamente de Pergamino sino también de la zona.
El intendente cerró su alocución diciendo: sepan que, al igual que mis antecesores, nosotros estamos para ayudarlos y apoyarlos desde donde podamos. Muchas gracias y sigamos trabajando por la cultura de la ciudad.
Luego, Martínez entregó a la presidenta de la Fundación, Edna Pozzi, una placa de parte de la Municipalidad de Pergamino que recuerda el vigésimo aniversario de la Casa de la Cultura.
Después de leer varias adhesiones, la conductora convocó para decir unas palabras a la exlegisladora y actual concejal Rosa Tulio que, entre otros conceptos, sostuvo: Como una colaboradora más de esta institución, me enorgullece que Pergamino tenga un espacio que es de todos y donde las expresiones artísticas se pueden desarrollar; que el talento pueda recorrer esta casona que se transformó por el esfuerzo de la Fundación, de los actores, los plásticos, los escritores y los bailarines, en un lugar posible para el arte.
Tulio cerró su alocución con un saludo especial para Edna Pozzi porque su dedicación a las letras y la gestión cultural la hacen merecedora de los más altos reconocimientos. Fue y sigue siendo alma mater, motor y pilar que inició este movimiento cultural que lleva veinte temporadas sin detenerse. Ednita (como la llamamos muchos amigos) pertenece a aquella raza de gente sin malicia, de ignorancia vacía y sabiduría plena.
A continuación los concejales Rosa Tulio, Lucio Tezón y Andrea Bosco hicieron entrega a la titular de Casa de la Cultura de un proyecto de beneplácito que fue en su momento presentado por Tulio y aprobado por unanimidad por las comisiones del cuerpo deliberativo.
Luego se presentó en el escenario el contratenor Joaquín Rodríguez Soffredini, que interpretó cuatro temas, dos clásicos y dos actuales.
Seguidamente, la conductora leyó el discurso de la escritora Edna Pozzi y ésta, sentada en la primera fila de la platea, leyó el último párrafo.
Antes de dar paso al cantante de tangos Raúl Lavié, los artistas plásticos Juan Carlos Iribarren y Rubén Albarracín le entregaron un ramo de flores a la titular de la Casa de la Cultura, en nombre de la Comisión de Plástica de la Fundación.
La velada cerró con una brillante presentación del cantante de tangos Raúl Lavié, que con sus jóvenes 79 años recién cumplidos, demostró el por qué de su vigencia.
El artista nacido en Rosario abrió su recital con el tema universal A mi manera. Luego contó como anécdota que gracias al pergaminense Carlos Lira se transformó en cantante y mencionó también a José Luis Pepe Motta y a su hijo Pablo, destacándolos como músicos. Después de interpretar un puñado de tangos, Lavié cerró con el tema de Eladia Blázquez Honrar la vida, y ante la ovación del público, el veterano cantor volvió al escenario para despedirse con una magistral interpretación de La bicicleta blanca de Piazolla y Ferrer.
Posteriormente, y a un costado del escenario, la Asociación Gente de Tango de Pergamino hizo entrega del lengue característico con el que la entidad da testimonio de su reconocimiento a figuras de relevancia dentro del género.
El discurso de Edna Pozzi
La Casa de la Cultura de Pergamino nació para articularse a la actividad cultural de la comunidad, abrir nuevos espacios, estimular la creatividad de nuestros artistas e ir paulatinamente superando viejos esquemas que consideran suficiente la producción o difusión de algunos hechos culturales, es decir, no crear nuevas necesidades sino trabajar sobre la existente.
La Casa de la Cultura debe también resguardar una idea o lo que es casi una idea. La cultura la hacemos entre todos, no importa si a nivel oficial o privado, no importa si en nuestra Casa, en la calle o en un bar. Hay una necesidad de arte en las calles. Alivia la tristeza de la gente. Cantar, tal vez bailar. Que las grandes manifestaciones del espíritu lleguen a todos. Esto es como la poesía, no importa quién la escriba, lo que importa es que exista.
Siempre me ha preocupado la enorme cantidad de jóvenes, que se fueron de nuestro ámbito por raquitismo cultural, porque no fueron comprendidos y apoyados. No siempre esta ciudad, esta región, es un lugar amable para vivir. En el respeto de las diferencias, tan difícil de lograr, reside toda la posibilidad de trabajar por la cultura.
Hay que ir tras los disensos creativos, porque la uniformidad y el tedio es una contracultura. Ojalá venzamos el temor al fracaso y a la muerte y podamos sacudirnos este enorme cansancio que de a ratos nos agobia. La Casa de la Cultura es de todos. De todos también la responsabilidad de mantenerla cada vez más joven y bella o destruirla, afearla y empujarla hacia el destino de erosión y olvido que amenaza todas las grandes aventuras del espíritu.
Es por eso que vengo a celebrar con palabras finales y es por lo madura y hermosa, esta casa, donde vi bellísimos cuadros y lámparas de octubre, y sonetos gritados entre dos cuerdas de guitarra.
Esta casa que vi derrumbarse con la cara obscena de los años sin sentido, hasta que se sacudió eso que llaman el tiempo y gracias a Dios hemos conseguido acompañarla en sus penurias y resurrecciones.
Con el recuerdo lejano de un tango / que todavía es apenas un trozo de luz en la garganta y / con todos los seres de acanto y porcelana / que nos siguen acompañando con amor y mesura. / Otra palabra riente de gracia y esmero/ que duran los años que hemos caminado juntos / amándonos y fastidiándonos, como corresponde, / esos luchadores por la creación / que siempre hablan bien de la cultura / que tal vez estén aquí entre nosotros. / Muchas gracias, entonces.
Una historia apasionante con un final feliz
Desde que se comenzó a gestar la Casa de la Cultura, Diario LA OPINION estuvo acompañando paso a paso lo acontecido.
Revisando nuestro archivo encontramos que Pergamino venía reclamando un espacio artístico apto para que el arte pudiera desarrollarse en todos sus aspectos. Emprendimientos privados fueron maravillosos, pero también fueron destruidos o partieron hacia el olvido con la salida de sus ocupantes.
El sueño se centró entonces en la Casa de la Cultura y cuando el intendente de facto Raúl Rossi propuso la idea de construir el Centro Cívico en el antiguo corralón municipal y levantar allí el teatro municipal, artistas pergaminenses, entre los que se contaban José Antonio Carenzo y José Luis Lanzillotta le propusieron destinar el predio que pronto dejaría libre la terminal de ómnibus en General Paz y San Nicolás para que los artistas teatrales mostraran sus trabajos. Todo quedaba en la nada porque al poco tiempo volvía la democracia.
Pero la idea se mantuvo y, tanto desde la Dirección de Cultura, como desde la banca que ocupaba el concejal Héctor Flores se reactivó el proyecto que quedaba detenido al ocupar el predio la Escuela Nº2.
En julio de 1992, se retomó la idea cuando la escuela pasó a su nuevo edificio de Florida y es ahí cuando empezaron los preparativos para la integración de una Fundación que trabajaría en el proyecto.
El 9 de febrero de 1995 el Diario informaba que, ya constituida la Fundación Casa de la Cultura, bajo la presidencia de Edna Pozzi, la Municipalidad, a cargo del escribano Alcides Sequeiro, daba a la misma un uso precario y gratuito del predio de General Paz y San Nicolás por 99 años.
El proyecto del centro cultural quedaba en manos del arquitecto Flores, pero la falta de dinero suficiente conspiraba contra el mismo, aunque se conseguía un importante subsidio del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación y otras contribuciones.
Al notar que las obras no se realizaban más allá de los esfuerzos de la Fundación para llevarlas adelante, un grupo de artistas locales se reunió y propuso hacer un primer reciclado del lugar para ponerlo en funcionamiento, mientras se concretaba el proyecto inicial. Así fue como comenzaron los trabajos en 1996 al mando del ingeniero Rodolfo Grimoldi, que no cobraba un peso por ello, y con dinero que facilitaba la Fundación Casa de la Cultura, aportes de la Cooperativa Eléctrica, Cámara de Comercio y otras entidades.
El primer equipamiento para la remodelación del edificio fue posible gracias a un importante aporte material proveniente del desmantelamiento de las instalaciones de la Asamblea General Estatuyente, que se desarrollaba en la Capital Federal, con la autorización del Ministerio del Interior, cartera que tuvo a cargo el armado de tan trascendente acontecimiento.
Esto permitía que, con los elementos reunidos, un grupo de vecinos con clara vocación de trabajo, empeño y dedicación, entre quienes cabe nombrar a Oscar Isa y Miguel Genoud, pudiera armar el orgullo de la Casa de la Cultura, como lo es el pequeño teatro que luego llevaría el nombre de Leonardo Rodríguez; y así también se encararan la construcción de las galerías y su posterior alfombramiento, conjuntamente con la iluminación, cedida por empresas de Buenos Aires, que le daba sentido y presencia a una obra que comenzaba a tomar forma.
Después de haber equipado el salón mayor para crear un escenario capaz de albergar un espectáculo de jerarquía, se incorporaba un puente técnico de 17 metros de desarrollo, para luces y sonido, manejado por consola y totalmente computarizado.
Esto se lograba gracias al legado que dejara el escultor Pedro Suñer y en reconocimiento a esto, la Casa de la Cultura imponía su nombre a la Plaza de Esculturas.
Posteriormente, se hacían avances en el patio, con la colaboración municipal y la participación del arquitecto Pradial Gutiérrez en el diseño de la Plaza de Escultura y el entorno de todo lo que significaban los solados de la plaza y la vereda, que conformaban un mejoramiento estético para un lugar que fuera todo ruinas y el símbolo de la decadencia en Pergamino.
En diciembre de 1998 la Casa de la Cultura habilitaba un bar literario en base a una propuesta cultural presentada por Héctor Maggio. El proyecto, dirigido por los arquitectos Héctor y Angel Flores, incluía la remodelación del hall de acceso y las áreas dedicadas a la secretaría y circulación interior de la casa.
Tiempo después, el bar dejaba de funcionar, pero continuaba abierta la librería Pergamino Impreso, comercio que funciona hasta la actualidad.
La Plaza de Esculturas Pedro Suñer y el anfiteatro al aire libre eran habilitados el sábado 4 de diciembre de 1999. Para este nuevo espacio se convocaba a importantes artistas de los que se exhibieron sus obras realizadas en distintos materiales.
Hoy la Casa de la Cultura cuenta con una galería y una sala para exposiciones que llevan los nombres de los pintores Antonio Berni y Juan Belcuore; una sala de teatro con capacidad para 60 personas que lleva el nombre de Leonardo Rodríguez, en homenaje al poeta y dramaturgo local que mucho tuvo que ver con la concreción de esta obra; y la sala mayor con una capacidad aproximada de 400 localidades y un escenario de grandes dimensiones.
Mucho queda por hacer y será el desafío de las nuevas generaciones mantener vivo este templo de la cultura que ya es un hito en la región.
En fechas
-Diciembre de 1994:
Se presentaba el proyecto con la presencia de autoridades nacionales y municipales, en las instalaciones de la confitería Specktra.
-Febrero de 1995:
Constituida la Fundación, la Municipalidad de Pergamino, daba a la misma un uso precario y gratuito del predio de General Paz y San Nicolás por 99 años.
-Julio de 1996:
Con un festival artístico y en dos jornadas era inaugurada la Fundación Casa de la Cultura.
-Julio de 1997:
Se habilitaba la galería de exposiciones Juan Belcuore.
-Diciembre de 1998:
Casa de la Cultura habilitaba un bar literario en base a una propuesta cultural presentada por Héctor Maggio.
-Diciembre de 1999:
Se habilitaban la plaza de esculturas Pedro Suñer y el anfiteatro al aire libre.
-Diciembre de 1999:
Se incorporaba un puente lumínico y de sonido en la sala mayor de 17 metros de desarrollo.