En el interior bonaerense, la Clínica Pergamino se mantiene viva gracias al esfuerzo colectivo de sus profesionales.
Ubicada en Avenida de Mayo al 1100, la Clínica Pergamino es un centro de referencia en la región.
LA OPINIONEste 13 de junio no será un día más en Pergamino. Será una jornada cargada de emoción, orgullo y memoria. La Clínica Pergamino —institución médica emblemática de la ciudad y la región— cumple 89 años desde su fundación en 1935. Nueve décadas de servicio ininterrumpido, marcadas por el compromiso, la vocación y una lucha diaria que hoy, más que nunca, cobra sentido.
Fue fundada por un grupo de 13 médicos visionarios: Vicente Alfonso Álvarez, Luciano Becerra, Edmundo Cantore, Luis de la Puente, José Derisi, Luis Farías, José Gutiérrez, Héctor Médici, Vicente Morinelli, José Napolitano, Armando Pereyra Duarte, Tomás Ramella y Pedro Zini. Muchos de sus descendientes aún caminan por sus pasillos, como el actual presidente del directorio, el doctor Esteban Ramella.
“Yo he visto a mi abuelo y a mi padre caminar por esta institución. Siempre me pregunto qué pensarían si la vieran hoy. Creo que quedarían gratamente impresionados”, dice Ramella. “Pero también sé que esperaban más, porque siempre apuntaban a más. Por eso seguimos trabajando todos los días para crecer, para evolucionar”.
En un país en crisis, la salud no es una excepción. Y menos en el interior. La Clínica Pergamino cuenta con 190 empleados y más de 150 médicos que trabajan a diario. Es una de las pocas instituciones privadas del interior bonaerense que ha logrado mantenerse viva durante casi nueve décadas. Pero, como admite Ramella, no es fácil.
“Hoy cumplir 89 años es un número que impacta, sobre todo porque muchas clínicas en la provincia han cerrado. Nosotros seguimos, pero es una lucha diaria. Sostener esta estructura, con 60 camas, con esta cantidad de profesionales, implica un esfuerzo económico enorme. Y muchas veces sentimos que estamos solos”, confiesa.
La relación con las obras sociales y el sistema de salud en general es compleja. “Los prepagos al menos nos permiten negociar. Pero con las obras sociales provinciales o nacionales no hay diálogo: se acepta lo que imponen o se rechaza. Y hoy no podemos darnos el lujo de rechazar nada”, remarca. “Estamos, en muchos casos, subvencionando la salud”.
La Clínica Pergamino ha atravesado épocas duras, pero ninguna como la pandemia de COVID-19. El doctor Ramella recuerda ese tiempo como uno de los más exigentes en lo humano y profesional: “Fue un momento crítico. Todos teníamos miedo, pero nadie dejó de venir a trabajar. El compromiso con el paciente fue admirable. Atendimos no solo a gente de Pergamino, sino también de toda la zona. Creo que estuvimos a la altura de lo que se necesitaba”.
Ese aprendizaje fortaleció al equipo. Consolidó la identidad de la institución y generó nuevas dinámicas de trabajo. “Muchos descubrieron de qué eran capaces. Y eso se ve hoy, en cada área, en cada rincón de la Clínica”, afirma.
A pesar de las dificultades, la Clínica no se detiene. En 2024 logró una importante acreditación de calidad otorgada por CENAS, una organización especializada en certificar procesos de atención sanitaria. “Nos ordenó muchísimo. Antes hacíamos muchas cosas bien, pero de manera informal. Hoy todo está protocolizado, registrado. Esto mejora la calidad, pero sobre todo la seguridad del paciente. Y ese es nuestro objetivo: que quien pase por acá reciba atención de excelencia, más allá del resultado médico”, subraya Ramella.
Una de las frases más contundentes del presidente del directorio es también una de las más tristes: “La salud no le importa a nadie que tenga poder”. Lo dice con desilusión, pero también con claridad. “Los políticos no la ponen en agenda. Los intermediarios del sistema —obras sociales, prepagas, sindicatos— tampoco. Solo les importa a los médicos y a los pacientes. Eso es muy doloroso”.
Frente a ese escenario, sostiene que el camino es seguir resistiendo. “Mientras podamos, vamos a seguir. Pero necesitamos que quienes pueden cambiar las cosas de verdad, lo hagan. No con parches. Con decisiones estructurales que permitan sostener la salud privada y, con ella, el acceso a la atención en lugares como este”.
¿Hay un objetivo mayor de cara al aniversario número 90? La respuesta de Ramella es simple: “El desafío es todos los días. No hay uno más grande. Es constante”. Sin embargo, hay proyectos en marcha. El más inmediato: la modernización del área de guardia, una obra que estaba prevista para 2019 y fue postergada por la pandemia.
Y a mediano plazo: la construcción de un centro de internación breve con 10 camas, destinado a cirugías ambulatorias. “Ya tenemos el equipamiento. Solo falta poder financiar la obra. No es poca cosa en este contexto, pero es una necesidad”, asegura.
Aunque su nombre remite a la ciudad, la Clínica Pergamino es una institución de referencia regional. “Entre el 35% y el 40% de nuestros pacientes vienen de localidades vecinas como Rojas, Salto, Arrecifes, Colón o San Pedro”, detalla Ramella.
Cuenta con servicios de diagnóstico, aparatología de última generación, tomógrafo, ecógrafo, cirugía general y especializada, ginecología, obstetricia, traumatología, entre otros. Su capacidad de respuesta, sumada a la cercanía, la convierte en la primera opción para miles de vecinos.
Gracias a quienes hacen esto posible
Más allá de la infraestructura, la verdadera fortaleza de la Clínica Pergamino está en su gente. “Tenemos un equipo extraordinario. Durante el proceso de acreditación vimos cómo cada empleado se comprometió. Les pedimos más trabajo, y respondieron con generosidad y profesionalismo. Es un orgullo trabajar con ellos”, reconoce Ramella.
Y agrega: “La Clínica no es solo de los médicos, es de todos los que la hacen funcionar cada día. De los administrativos, de los técnicos, de los enfermeros, de quienes limpian, de quienes cocinan. Todos son parte de este logro”.
El viernes próximo a las 11:30, en el auditorio de la Clínica, se llevará a cabo el acto institucional por el 89º aniversario. Durante la ceremonia se reconocerá a los trabajadores que cumplen 30 años de labor, se entregará el Caduceo a un reconocido ginecólogo y obstetra y los directivos compartirán el discurso institucional anual.
Será una oportunidad no solo para festejar, sino también para agradecer, valorar y renovar el compromiso con la salud, con la ciudad y con una historia que, lejos de detenerse, se sigue escribiendo.