En el barrio Pueblo Nuevo de Zárate, las madres de dos niños de 9 y 11 años, víctimas de abuso sexual, rompieron el silencio para denunciar el calvario que atraviesan. Los abusos, presuntamente cometidos por dos adolescentes del entorno vecinal y familiar, fueron denunciados la semana pasada y la investigación sigue su curso en la Justicia local.
Los hechos
Los hechos ocurrieron en una vivienda donde los menores solían quedarse mientras sus madres trabajaban. Fue una vecina quien alertó a una de las madres el pasado 27 de mayo, tras lo cual los niños confirmaron entre lágrimas haber sido abusados reiteradamente.
“Se largaron a llorar y contaron todo. Fuimos al hospital, estuvieron internados dos días con psicólogos. Yo confiaba en que estaban seguros, y les arruinaron la vida”, relató una de las mujeres en diálogo con Impacto Local.
Según la denuncia, los presuntos abusadores tienen 14 y 19 años y son vecinos, uno incluso familiar de las víctimas. “Iban a jugar a la pelota, como cualquier chico. Nunca pensamos que podía pasar algo así”, comentó otra madre.
Los niños guardaron silencio por miedo a represalias y amenazas. En uno de los hogares, una discusión entre primos dejó entrever la gravedad de la situación. “Le decía ‘callate porque hablo’. Yo pensé que era un juego, ahora todo cobra sentido”, agregó la abuela de una víctima.
La denuncia fue formalizada en la Comisaría de la Mujer y la Familia de Zárate. La causa quedó caratulada como abuso sexual simple (Art. 119 del Código Penal), a cargo de la UFI N°1 del Departamento Judicial Zárate-Campana y con intervención del Juzgado de Garantías del Joven N°1.
Conmocion en Pueblo Nuevo
Las familias solicitaron medidas cautelares como la prohibición de acercamiento. Esta semana los menores deberán asistir a pericias médicas forenses en Campana. Hasta el momento, no hay detenidos.
“Todo es lento, vergonzosamente lento. Ya debería haber alguien preso. Ellos siguen acá, cerca, y nosotros vivimos con miedo”, reclamaron las madres.
Tras la denuncia, las familias recibieron amenazas de muerte e incendio de sus viviendas. “Ya hicimos la denuncia, pero no podemos dormir. Tenemos miedo de que hagan cualquier cosa”, advirtieron.
A pesar de la presencia policial en la zona, el temor persiste. Los acusados permanecen en libertad y las familias temen un nuevo contacto.
La investigación judicial continúa mientras el barrio permanece conmocionado por un caso que expone la vulnerabilidad de los niños y el profundo dolor de sus familias que solo buscan justicia y protección.
Fuente: Impacto Local