La primera guerra comercial de Trump perjudicó a los productores de soja estadounidenses por 11.000 millones de dólares. La secuela podría ser aún peor.
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La primera guerra comercial de Trump perjudicó a los productores de soja estadounidenses por 11.000 millones de dólares. La secuela podría ser aún peor.
El humilde poroto de soja fue el símbolo de la primera disputa arancelaria de Trump con China, con las exportaciones estadounidenses al mayor comprador mundial de la materia prima cayendo un 79% en los dos primeros años de su administración. En aquel entonces, la nación asiática todavía necesitaba suministros de Estados Unidos. Ahora, simplemente puede abastecerse con compras a su rival Brasil.
El panorama es similar para otros productos básicos, ya que China ha diversificado sus fuentes de abastecimiento, abriendo su mercado para el maíz y el trigo de Argentina, el sorgo de Brasil y el algodón de Australia. Los almacenes chinos están llenos, justo cuando la desaceleración económica está afectando la demanda interna.
"Primero, China no estaba preparada. Esta vez sí lo está: tienen reservas récord de soja en casa", dijo Steve Nicholson, estratega global del sector de granos y oleaginosas en Rabobank. "Las dinámicas han cambiado un poco".
El riesgo de una escalada en la guerra comercial llega en un momento en que los agricultores estadounidenses luchan por recuperar su posición como los principales exportadores de productos básicos como el maíz y el trigo, después del avance de Brasil en la conquista de participación de mercado. Los productores ya están recibiendo menos por sus cosechas, con los precios del maíz y la soja alcanzando a principios de este año sus niveles más bajos desde 2020.
Se espera que Trump repita la estrategia de su primer mandato, con aranceles que probablemente serán seguidos de represalias por parte de China, lo que podría afectar aún más los precios de los granos. Si bien eventualmente podría haber una resolución, los analistas de Citigroup Global Markets advirtieron en un informe que China tendrá un "menor apetito" por volver a los niveles previos de importación.
Según los analistas de Bloomberg Intelligence, la mayoría de los productos agrícolas "están en primera línea para recibir represalias comerciales", ya que cambiar de proveedor conlleva costos relativamente bajos.
La primera guerra comercial ayudó a moldear la situación actual del suministro, ya que el alejamiento de China de Estados Unidos impulsó a Brasil a plantar más soja, expandiendo su superficie agrícola. Se estima que la cosecha de soja de Brasil a principios del próximo año será más de un 30% mayor que los niveles previos a la guerra comercial entre EE.UU. y China.
Sin embargo, las abundantes existencias globales no están frenando la producción de los agricultores estadounidenses, quienes acaban de cosechar su mayor producción de soja en la historia, impulsados por la creciente demanda interna. Incluso si la nueva guerra comercial de Trump afecta la demanda, es probable que los productores sigan plantando. Después de todo, el expresidente inyectó 28.000 millones de dólares en subsidios a los agricultores para amortiguar el impacto de la última disputa comercial.
"No esperamos una reducción en la superficie sembrada en EE.UU.", dijo Chuck Magro, director ejecutivo de la empresa de semillas Corteva Inc., que, no obstante, busca expandir su programa de soja en Brasil. "Si los aranceles siguen una línea similar y China necesita comprar en otros mercados, la producción estadounidense igual encontrará un destino".
A continuación, un análisis detallado de cómo los aranceles de Trump podrían afectar distintos cultivos:
Soja, maíz y trigo
En enero de 2020, EE.UU. y China firmaron el acuerdo comercial de Fase Uno, en el que China se comprometió a comprar miles de millones de dólares en productos agrícolas estadounidenses y a cancelar aranceles.
Si esos aranceles vuelven a imponerse, los agricultores estadounidenses podrían perder millones de toneladas en exportaciones de granos y soja cada año, según un estudio conjunto encargado por la Asociación Nacional de Productores de Maíz y la Asociación Estadounidense de la Soja, publicado antes de las elecciones.
Para reducir su dependencia de EE.UU., China aprobó en 2022 la importación de maíz brasileño. Hasta hace poco, EE.UU. enviaba volúmenes récord de maíz a China, pero la nación asiática ha cambiado su preferencia hacia Brasil.
China también ha recurrido a Argentina para el suministro de maíz y trigo. Este año autorizó la compra de cereales al país sudamericano, abriendo la puerta a los primeros envíos de maíz en 15 años y a las primeras compras significativas de trigo desde la década de 1990.
Sorgo
Los productores estadounidenses de sorgo dependen en gran medida de China, el mayor consumidor de este grano ancestral utilizado tanto para alimentación animal como para la producción del licor baijiu. En la última temporada, EE.UU. exportó el 70% de su cosecha de sorgo a la nación asiática.
Sin embargo, a finales del mes pasado, China también permitió la importación de sorgo desde Brasil. Aunque Brasil históricamente ha exportado poco sorgo, su producción ha crecido hasta alcanzar los 4,6 millones de toneladas, lo que supone otro desafío para la participación de EE.UU. en el mercado, además de la amenaza de nuevos aranceles.
Carne de cerdo
En los últimos años, China ha incrementado sus importaciones de carne de cerdo estadounidense, aunque también ha estado comprando más a Brasil.
No obstante, las perspectivas del mercado no son alentadoras, incluso sin una guerra comercial. Según un informe del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA), el consumo de carne de cerdo en China, el mayor consumidor mundial de este producto, está disminuyendo a medida que los consumidores optan por otras fuentes de proteínas, como pollo, carne vacuna y mariscos.
Algodón
Las importaciones chinas de algodón también se están desacelerando desde su récord del año pasado, debido a una fuerte producción interna y mayores inventarios, según el USDA. Además, la desaceleración económica ha reducido la demanda de textiles y ropa, lo que ha moderado el crecimiento del consumo de algodón.
La cadena de suministro de algodón y textiles en China es "radicalmente diferente" a la de la guerra comercial de 2018, según Walter Kunisch, estratega senior de mercados de materias primas en Hilltop Securities. "En general, la economía china está en una posición diferente y mucho más débil. Políticamente, la política comercial de China también está en un punto distinto".
China ha incrementado sus importaciones de algodón de Brasil y Australia, aunque podría enfrentar dificultades para alejarse completamente del algodón estadounidense, que "sigue siendo el estándar de oro en calidad y trazabilidad", afirmó Kunisch.
Brasil, que se convirtió en el mayor exportador mundial de algodón en la temporada 2023-24, envió cerca de 1,3 millones de toneladas a China ese año, superando a los envíos desde EE.UU.