En una entrevista televisiva que no pasó desapercibida, Cristina Fernández de Kirchner anunció oficialmente su candidatura como legisladora provincial por la Tercera Sección Electoral. Lo hizo en tono reflexivo, pero sin ocultar sus críticas a una decisión estratégica de peso: el desdoblamiento electoral impulsado por Axel Kicillof. En plena ofensiva por recomponer el poder territorial del peronismo, el movimiento genera ondas sísmicas en el oficialismo bonaerense y redefine el mapa interno del Partido Justicialista.
“Voy a ser candidata. Lo dije en varias reuniones. No es un problema legislativo, es de sentido común”, lanzó Cristina en diálogo con Gustavo Sylvestre. Y con una frase que retumbó en La Plata y más allá: “Si nos va mal en septiembre, esto puede variar en todo el país”.
Cristina contra el desdoblamiento: ¿estrategia o advertencia?
La ex vicepresidenta cuestionó de lleno el desdoblamiento de las elecciones dispuesto por Kicillof, que llevará a los bonaerenses a las urnas dos veces en ocho semanas: el 7 de septiembre por cargos provinciales y municipales, y luego en octubre por los nacionales. El gobernador defendió esa movida como una forma de “visibilizar la gestión y frenar a Milei”, pero para el cristinismo se trata de una maniobra riesgosa y unilateral que pone en jaque la unidad peronista.
Cristina no lo dijo con nombre y apellido, pero sus palabras fueron dirigidas con precisión quirúrgica: “Si me tengo que retractar porque desaparecieron los presupuestos fácticos, lo hago”. Una forma de marcar distancia con un liderazgo —el de Kicillof— al que considera aún inmaduro políticamente.
El Movimiento Derecho al Futuro, ¿una plataforma kicillofista?
La creación del “Movimiento Derecho al Futuro”, presentada por Kicillof en el conurbano como herramienta de reconstrucción del peronismo, generó suspicacias en los sectores más cercanos a La Cámpora. Desde allí respaldan a Cristina sin dobleces, mientras el gobernador ensaya una identidad propia que busca escapar del tutelaje histórico de la ex mandataria.
En su discurso, el gobernador fue claro: “El único adversario que tenemos es Milei. Está afuera, no adentro”. Un mensaje directo para evitar las esquirlas de una interna cada vez más evidente.
Una candidatura con más peso simbólico que institucional
Aunque Cristina no encabezará la lista de senadores nacionales ni buscará cargos ejecutivos, su postulación en la Legislatura bonaerense tiene una potencia política indiscutible. La Tercera Sección (que incluye distritos clave como La Matanza, Avellaneda, Lomas de Zamora y Quilmes) es el corazón del voto peronista. Cristina no se corre: se mete de lleno en el territorio.
La maniobra también sirve como aviso: quien domine las listas en septiembre controlará parte del destino de octubre. En ese sentido, la puja con Kicillof —por más que ambos hablen de unidad— es real.
La Cámpora banca, Bianco pide pista
Mientras La Cámpora sale a bancar la candidatura de Cristina, desde el entorno de Kicillof, Carlos Bianco pidió que el cristinismo “acepte nuevas dinámicas internas”. Traducido: mayor representación del gobernador en las listas, y un aval más explícito a su proyecto.
Lo que está en juego no es solo una lista: es el liderazgo del peronismo post 2023, con una Cristina que no se retira, pero tampoco impone un heredero claro.
La Corte como espada de Damocles
Para sumar condimento, sigue latente la amenaza de un fallo adverso en alguna de las causas judiciales que involucran a CFK. En especial, el dictamen pendiente de la Corte Suprema, que podría tener un impacto devastador en la candidatura y reconfigurar toda la estrategia del peronismo.
¿Unidad real o guerra fría peronista?
El peronismo llega dividido y en tensión a una elección que no solo definirá bancas: puede marcar el inicio de una nueva etapa. Cristina entra al ring en su bastión natural, mientras Kicillof busca construir poder con sello propio. Entre ambos, la necesidad de evitar una derrota que dinamite todo el andamiaje opositor frente a Milei.
Por ahora, la unidad parece más una necesidad pragmática que una convicción profunda. Pero el tiempo apremia, y septiembre está a la vuelta de la esquina.
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