El Gobierno anunció este lunes la eliminación de las retenciones a todos los granos hasta el 31 de octubre, con la expectativa de que los productores liquiden de manera inmediata la soja, el maíz y el trigo aún almacenados, y así reforzar las reservas del Banco Central en un contexto de marcada volatilidad cambiaria.
La decisión se conoció luego de que el dólar oficial bajara $55 y perforara la barrera de los $1.500 en los bancos, tras el anuncio y el respaldo explícito de Estados Unidos. El equipo económico apuesta a que este alivio impositivo transitorio incentive la venta de granos y brinde oxígeno al mercado cambiario en la recta final hacia las elecciones.
Un beneficio inmediato para el agro
El economista Fernando Marull señaló que, con retenciones al 0%, la soja alcanza el mejor precio en 25 años para el productor. La Bolsa de Comercio de Rosario ya había advertido que el poder de compra de la oleaginosa se encontraba en máximos de más de un año, un atractivo que ahora se potencia.
Mariela Brandolin, especialista en granos, calculó que queda un saldo por liquidar de 23,4 millones de toneladas de soja y 26,4 millones de maíz, lo que representa unos u$s15.000 millones. Según explicó, la soja podría subir hasta u$s100 por tonelada, mientras que maíz y trigo ganarían alrededor de u$s20 cada uno. “Esto obligará a los exportadores a registrar Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) y liquidar el 90% de las divisas en un máximo de tres días hábiles”, subrayó.
Riesgos en el mediano plazo
No obstante, analistas advierten que se trata de un “parche” de corto plazo. Gabriel Caamaño (Outlier) cuestionó la inconsistencia de medidas transitorias que erosionan credibilidad: “Cada vez se recurre con mayor frecuencia a estas herramientas, pero pierden efectividad en la medida en que el cepo cambiario siga vigente”.
Martín Rapetti (Equilibra) describió tres consecuencias: más dólares hoy y menos después de octubre, menor recaudación en 2025 con riesgo de mayor déficit fiscal, y un probable impacto inflacionario por la suba de los precios en pesos de los productos agrícolas.
En la misma línea, Antonella Semadeni (FADA) evaluó que el alivio es significativo —u$s75 por tonelada de soja y casi u$s20 en maíz—, pero lamentó que llegue como una respuesta coyuntural y no como una política de largo plazo.
Los antecedentes
No es la primera vez que el Gobierno recurre a cambios en las retenciones como estrategia de estabilización. A comienzos de este año, había reducido un 20% los derechos de exportación al agro y eliminado totalmente el gravamen para las economías regionales. Ese alivio duró pocos meses y fue revertido en julio, cuando se restablecieron las alícuotas para soja y maíz.
Ahora, el nuevo esquema apunta a ganar tiempo en la cuenta regresiva hacia las elecciones, apostando a que el campo acelere la liquidación de divisas y modere las presiones sobre el dólar.