viernes 07 de noviembre de 2025

Mijo perenne en ganadería: una opción nutricional que se potencia con la fertilización

Un equipo de investigación del INTA estudió diferentes estrategias de fertilización y renovación con el objetivo de potenciar el 'Panicum coloratum L.'. Los resultados confirmaron que la combinación de nitrógeno y fósforo incrementa la producción de este forraje y mejora la eficiencia en el uso del agua.

5 de noviembre de 2025 - 12:38

El Panicum coloratum L. es una especie forrajera de clima cálido, reconocida por su alta productividad y resistencia a la sequía. Se utiliza principalmente para pastoreo y corte, ofreciendo un forraje nutritivo y persistente a lo largo del tiempo. Su capacidad de adaptarse a distintos tipos de suelos y recuperarse tras periodos de estrés hídrico lo convierte en una alternativa estratégica para la producción ganadera en regiones semiáridas.

Los estudios sobre mijo perenne fueron realizados por un equipo técnico del INTA Guatraché y del grupo de Suelos de la Estación Experimental Agropecuaria de Anguil. El objetivo fue evaluar diferentes estrategias de fertilización y renovación de esta forrajera.

Los resultados preliminares de dos campañas indicaron que una combinación adecuada de nitrógeno y fósforo puede aumentar la producción de forraje hasta en un 16 % y mejorar en 10 % la eficiencia en el uso del agua.

“El mijo perenne ha demostrado ser una especie muy eficiente para las condiciones del sudeste pampeano, especialmente en suelos con baja disponibilidad de nutrientes”, explicó Susana Paredes, investigadora del INTA, y destacó su alta capacidad para captar radiación solar y resistir condiciones extremas, como sequías o heladas de hasta dieciocho grados bajo cero en el cultivar Klein Verde.

Un ensayo con resultados

El ensayo se realizó sobre un suelo franco-arenoso con una pastura implantada en 2014. Se probaron distintos niveles de fertilización: 40 y 80 kilogramos de nitrógeno por hectárea por año, con y sin fósforo, además de un testigo sin fertilizar. Los mejores resultados se registraron con la dosis de 40 kilogramos de nitrógeno por hectárea por año, lo que permitió incrementar la producción hasta en 900 kilos por hectárea. “Cuando se combinó con fósforo, la respuesta fue aún mayor, alcanzando incrementos de hasta 2000 kilos por hectárea”, precisó Paredes.

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Durante el primer año, marcado por precipitaciones inferiores al promedio histórico, los rendimientos promediaron 3667 kilos de materia seca por hectárea, con un máximo de 4500 kilos por hectárea. En el segundo año, con mejores condiciones climáticas, los valores oscilaron entre 4900 y 7900 kilos de materia seca por hectárea.

Daiana Huespe, integrante del equipo técnico, detalló que “en los tratamientos con nitrógeno se observaron mejoras significativas en la calidad forrajera, con contenidos de proteína bruta del 7,6 al 8,7 % en verde y del 3-4 % en diferido, además de una digestibilidad del 57 % y 53 %, respectivamente”.

Aporte a la ganadería

Además, los técnicos señalaron que el mijo perenne permitió obtener entre 600 y 700 raciones por hectárea durante ambos años de ensayo, lo que refuerza su potencial como recurso forrajero estratégico, y que la fertilización aportó entre 100 y 200 raciones más por hectárea.

“Los resultados confirman que la fertilización combinada con nitrógeno y fósforo constituye una alternativa agronómica eficiente para potenciar la productividad y calidad del mijo perenne, posicionándolo como una opción valiosa para los sistemas ganaderos del sudeste pampeano, especialmente en ambientes con limitaciones hídricas y baja fertilidad”, concluyó Paredes.

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