Del arrastre de La Niña a la neutralidad: un verano con buenas perspectivas, pero bajo vigilancia para el campo
El escenario climático La Niña proyectado para los próximos meses favorece a la campaña 2025/26, clave para la soja y el maíz, aunque especialistas advierten que persisten riesgos que obligan a un manejo agronómico atento en la Región Pampeana.
16 de diciembre de 2025 - 10:44
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Con La Niña encima, el clima ofrece una oportunidad concreta para una campaña de alto potencial.
La campaña agrícola 2025/26 se encamina con condiciones climáticas mayormente favorables, en un contexto que resulta determinante para el desempeño del campo argentino, ya que plantea un contexto "La Niña neutral". Así lo indica el último Informe de Perspectivas Climáticas Estacionales de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, elaborado por el agroclimatólogo Eduardo Sierra, quien remarca que el potencial productivo es elevado, aunque subraya la necesidad de no descuidar los riesgos propios de un sistema climático aún inestable.
Tras un otoño y una primavera con lluvias abundantes y temperaturas adecuadas, los perfiles de suelo llegan bien provistos de humedad, una condición clave para la implantación y el desarrollo de los cultivos de gruesa. En zonas como el norte bonaerense y el sur de Santa Fe, este escenario permitió consolidar buenas expectativas productivas, tanto para la soja como para el maíz, pilares del ingreso agrícola regional.
De acuerdo con el informe, durante las últimas semanas el enfriamiento del Pacífico Ecuatorial alcanzó su punto máximo, configurando un estado de “La Niña débil”. Este fenómeno, combinado con una mayor actividad de los vientos polares, influyó en la dinámica atmosférica del Cono Sur, con efectos visibles sobre temperaturas y régimen de lluvias.
Si bien los modelos anticipan que esta fase tendría una duración acotada y que hacia el final del verano se evolucionaría hacia un escenario de neutralidad climática, Sierra advierte que el sistema seguirá mostrando una elevada variabilidad. En términos productivos, esto implica que el buen punto de partida no garantiza un recorrido lineal hasta la cosecha.
Entre los principales riesgos para el campo se destacan la posibilidad de períodos secos y calurosos entre fines de la primavera y el inicio del verano, capaces de generar estrés hídrico en los cultivos, así como la ocurrencia de tormentas localizadas con lluvias intensas, vientos fuertes o granizo, eventos que pueden provocar daños puntuales pero significativos.
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Soja y maíz, bajo la lupa del verano
El verano, etapa crítica para la definición de rindes en soja y maíz, comenzaría con la persistencia de La Niña débil, para luego transitar gradualmente hacia un “neutral perfecto”, con anomalías térmicas cercanas a lo normal y una menor intensidad de los vientos fríos.
Para la Región Pampeana, y en particular para el norte de Buenos Aires, este escenario resulta en principio favorable, aunque no exento de contrastes. El informe señala la chance de registros pluviométricos inferiores a lo normal en el oeste pampeano y el sur de Cuyo, mientras que otras regiones podrían enfrentar excesos hídricos.
En este contexto, el manejo agronómico cobra un rol central: la toma de decisiones vinculadas a fechas de siembra, densidad, nutrición y control sanitario será clave para capitalizar las buenas condiciones iniciales y amortiguar eventuales impactos climáticos.
Un otoño con señales de alerta temprana
Mirando más allá del verano, el informe proyecta que el otoño de 2026 comenzará bajo un estado de neutralidad, evolucionando luego hacia un neutral cálido, aunque con una activación temprana de los vientos polares. Este comportamiento podría reducir el riesgo de calores tardíos, pero aumentar la probabilidad de heladas tempranas, un factor a considerar para los planteos tardíos y las rotaciones.
Para el sector agropecuario, el mensaje es claro: el clima ofrece una oportunidad concreta para una campaña de alto potencial, pero exige seguimiento permanente y planificación, en un contexto donde cada evento extremo puede marcar la diferencia entre un buen resultado y una pérdida significativa.