El presidente Javier Milei confirmó en las últimas horas lo que ya venía negociando en la sombra: La Libertad Avanza y el PRO irán juntos en la provincia de Buenos Aires en las elecciones legislativas de este año. El acuerdo, sin embargo, tiene una arquitectura compleja y una condición central:
En las elecciones provinciales del 7 de septiembre habrá apertura al armado frentista, pero en octubre, la lista de diputados nacionales deberá ser exclusivamente con el sello de LLA.
El entendimiento comenzó a tomar forma durante la cena del pasado jueves en Olivos, entre Milei y Cristian Ritondo, delegado político de Mauricio Macri para avanzar con el acuerdo bonaerense. El objetivo es claro: plebiscitar la gestión nacional en octubre, pero también asegurar una buena performance en septiembre, para lo cual Milei necesita de la territorialidad radical y macrista en municipios clave.
Radicales reticentes y el PRO
La decisión de abrir el juego en septiembre responde al diagnóstico compartido por Ritondo y los estrategas libertarios: intentar imponer el color violeta en todo el territorio bonaerense es suicida. Intendentes del PRO y la UCR del interior ya lo advirtieron. No quieren renunciar a su identidad local ni a su “lapicera” en la construcción de listas municipales y seccionales.
Desde la UCR bonaerense, que lidera Maximiliano Abad, remarcan que nadie los convocó aún formalmente. Exigen una discusión política con peso propio. “¿Acuerdo de qué, para qué y cuál sería el lugar del radicalismo?”, se preguntan en voz alta. En muchos municipios del interior, los radicales gobiernan o integran gobiernos de coalición con el PRO y consideran “imposible” una integración directa a LLA, aunque una alianza amplia (sin fusión formal) podría resultar digerible.
Milei quiere octubre para él
La obsesión presidencial pasa por octubre. Milei quiere medir su marca, sin intermediarios ni doble sello, y lo dice con claridad: la boleta nacional debe ser solo de LLA. Su objetivo no es menor: consolidar una victoria que funcione como ratificación de su gestión y potenciar el liderazgo nacional del espacio, sobre todo en el mayor distrito electoral del país.
Allí entra en juego la figura de José Luis Espert, señalado por Milei como el candidato indiscutido para encabezar la lista de diputados nacionales por Buenos Aires. “Tiene el compromiso con él, y mide mejor que Diego Santilli”, aseguran cerca del Presidente. Las encuestas que manejan en la Casa Rosada y en el PRO le dan razón.
El lugar de Santilli, el rol de Ritondo y el silencio de Macri
Con el lugar de Espert consolidado, lo que Ritondo le propuso a Santilli es que encabece la boleta seccional en la Primera Sección Electoral (norte del Conurbano). “No le cierra, pero puede ser su trampolín para 2027”, afirman cerca del exministro de Seguridad. En ese esquema, podría convertirse en el jefe de la oposición a Axel Kicillof en la Legislatura bonaerense y proyectarse para competir por la Gobernación.
Mientras tanto, Mauricio Macri se mantiene en silencio, pero no del todo ajeno. Aunque después de la derrota en la Ciudad se fue de viaje, envió un mensaje directo a Milei el mismo día que Ritondo fue a Olivos. Según los negociadores, “hay una sintonía general”. Su silencio no significa objeción, y en el PRO lo interpretan como un gesto de aval implícito.
La figura de Macri aún pesa, pero sus tensiones con Karina Milei y Santiago Caputo dejaron de ser un freno real para el acuerdo. Algunos intendentes, como Guillermo Montenegro (Mar del Plata) y Ramón Lanús (San Isidro), ya se alinearon públicamente a favor del entendimiento con Milei.
Un acuerdo pragmático con final abierto
El acuerdo entre LLA y el PRO en Buenos Aires es, por ahora, una alianza electoral con fecha de vencimiento: septiembre. A partir de ahí, cada fuerza volverá a jugar con su camiseta. Pero el armado frentista tiene un objetivo común: contener a los intendentes, evitar fugas, garantizar estructuras territoriales y maximizar la representación legislativa.
Todo esto, mientras Milei proyecta una campaña de validación nacional en octubre que puede definir no sólo el rumbo de su gobierno, sino la recomposición del sistema de partidos en la oposición.
Los intendentes del interior
El pasado miércoles 21 de octubre, el intendente Javier Martínez publico una nota en el diario LA NACION, “sin unidad no alcanza y sin política tampoco”. La consigna del intendente de Pergamino sintetiza el dilema que atraviesa la oposición en Buenos Aires: el fenómeno Milei moviliza sectores amplios de la sociedad, pero no tiene base territorial propia. Para convertir esa fuerza en poder efectivo, necesita de los intendentes, los armadores locales y los liderazgos tradicionales. El acuerdo con el PRO y la UCR no es solo una jugada electoral: es un intento de articular lo nuevo con lo existente, el voto disruptivo con la política real. Pero esa articulación solo será posible si se respeta la diversidad y se construye desde la inteligencia táctica, no desde la imposición vertical.
En el interior bonaerense, los intendentes del PRO y la UCR no rechazan el proyecto nacional de Javier Milei, pero advierten que forzar una homogeneización detrás del sello de La Libertad Avanza puede ser contraproducente. Lejos de una cuestión de cargos o listas, lo que está en juego es la identidad política local que cada uno construyó en su distrito.
Consideran que si se borra esa pertenencia territorial, se debilita la única contención real frente al kirchnerismo, especialmente en municipios donde las elecciones se ganan por márgenes ajustados y con un electorado que aún responde a figuras tradicionales. Por eso, impulsan un esquema de alianza que respete las marcas y liderazgos locales, como única forma de consolidar una alternativa competitiva en toda la provincia.