En cada proyecto que desarrolla, el estudio de arquitectura Al Borde mantiene una premisa clara: más allá de construir edificios, busca generar un aporte concreto a la ciudad. Así lo demuestra una de sus últimas obras, ubicada en un terreno donde antes había una casa abandonada.
“Creemos que todos nuestros edificios tienen un impacto positivo en el entorno”, explica María Gloria Maccagno, una de las arquitectas del estudio, haciendo referencia tanto a lo urbano como a lo social.
Este edificio, de estilo contemporáneo con impronta moderna, fue diseñado con una marcada intención morfológica y funcional. Está recedido de la línea municipal, lo que no solo aporta amplitud a la calle sino también luz y aire al entorno inmediato. La fachada, con un ingreso que simula un tubo de hormigón perforado, propone un gesto arquitectónico que trasciende lo estético: también responde a una lógica de uso y habitabilidad.
En planta baja, el proyecto contempla un local comercial con entrepiso, un hall de ingreso y una entrada vehicular. Una de las particularidades del edificio es que los amenities se ubican en el primer piso, con terraza, office, baño y parrillero. A partir del segundo nivel comienzan las unidades funcionales, con dos departamentos por piso: uno de un dormitorio y otro de dos. Además, el edificio contará con loza radiante y terraza técnica en el último nivel.
El diseño lleva la firma del arquitecto Gerardo Testatonda, quien encuentra inspiración en referentes como Mario Roberto Álvarez. En cuanto a los materiales, predominan el hormigón visto, las barandas de vidrio y las medianeras con textura blanca, consolidando una estética sobria, limpia y funcional.
El mayor desafío
Uno de los mayores desafíos del proyecto fue la estructura. La decisión de ubicar los amenities en una planta libre generó una complejidad técnica, especialmente considerando la tabiquería de hormigón en el ingreso. “Nos llevó mucho trabajo y tiempo poder resolverla”, detallan desde el estudio, que ya finalizó la estructura, la albañilería, los revoques y avanza con la colocación de promarcos y la loza radiante.
Fiel a su filosofía, Al Borde vuelve a poner en valor un espacio urbano en desuso y lo transforma en una propuesta de calidad, pensada tanto para quienes lo habiten como para la ciudad que lo recibe.