sábado 26 de abril de 2025

Un paro que no representa a nadie

En Pergamino, el paro general afecta a la clase media trabajadora, mientras las escuelas privadas, clínicas y transporte siguen funcionando con normalidad.

10 de abril de 2025 - 15:09

En Pergamino, como en tantas ciudades del interior, el paro general convocado por la CGT deja en evidencia una grieta que no es la de la política partidaria, sino una mucho más profunda: la de la representación real. ¿A quién representan hoy los sindicatos que paralizan el país?

Las imágenes hablan por sí solas. Mientras las escuelas públicas están cerradas, los colegios privados funcionan con normalidad. Mientras el Hospital San José atiende solo emergencias, las clínicas privadas mantienen la atención completa. Mientras se dice que el transporte “está de paro”, los colectivos en Pergamino circulan como todos los días.

¿Entonces qué es lo que se interrumpe? Básicamente, los servicios públicos, sostenidos por trabajadores que, en muchos casos, ya no se sienten representados por las estructuras sindicales que dicen actuar en su nombre.

Este paro no golpea a “los poderosos”, ni pone en jaque al sistema económico. Afecta directamente a la clase media laburante, a los padres que no tienen dónde dejar a sus hijos, a los pacientes que pierden turnos, a los vecinos que no pueden hacer trámites ni ir al banco. Es una medida que deja sin respuestas a quienes sí trabajan todos los días.

Las ciudades que progresan son las que trabajan

Hay algo más profundo que también se revela en jornadas como esta: el valor cultural del trabajo. Las ciudades que progresan son aquellas que se levantan temprano, que abren sus negocios, que producen, que educan y que cuidan. Pergamino es una de esas ciudades. Por eso, cuando se impone una huelga general desde el centro del poder gremial y político, la respuesta de la ciudad es seguir adelante. Silenciosa, pero decidida.

Los paros generales ya no son herramientas de defensa de los trabajadores. Son operaciones políticas, protagonizadas por dirigentes que no están defendiendo salarios, sino espacios de poder. ¿O será una casualidad que durante el gobierno de Alberto Fernández —con niveles de inflación históricos y salarios pulverizados— no hubo ni un solo paro general?

No es casualidad. Es política.

Pergamino: reorganizarse por fuera del conflicto

La sociedad, cada vez más, se organiza por fuera del conflicto. Los sindicatos, salvo excepciones, han dejado de representar a quienes dicen defender. Se transformaron en sellos que convocan medidas de fuerza que hacen ruido pero ya no conmueven.

Pergamino lo muestra con claridad: la ciudad no se paraliza, se adapta. Y lo hace porque entiende que el futuro no se construye frenando al otro, sino tirando para el mismo lado.

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