Domingo Carusso: en la música y en la comunicación, un hombre comprometido con la difusión de la cultura
Músico, hombre de radio y defensor de la verdad. Su historia de vida es testimonio del valor que tiene la búsqueda del conocimiento para brindarlo a los demás.
21 de diciembre de 2025 - 07:18
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Domingo Carusso, un hombre de la música, la comunicación y la ciudad.
LA OPINION
Domingo Carusso es músico y un hombre de la comunicación social comprometido con la cultura. Traza su Perfil Pergaminense en la cotidianeidad de un bar de la ciudad en el que desayuna a diario. Al responder sobre su edad, bromea: “Tengo más de la cuenta” y enseguida señala que tiene 87 años. En febrero, el día 9, le sumará al calendario uno más. Los lleva con la entereza que aporta la experiencia y la templanza de quien ha transitado ya buena parte de la vida.
Cuenta que nació en Pergamino en el seno de una familia compuesta por su papá Juan, ferroviario del Belgrano, y su mamá María Vicenta, costurera. “Vivíamos en el Trocha, un barrio de ferroviarios”.
Fue a la Escuela N° 1 y más tarde al Colegio Industrial donde egresó con el título de técnico elecromecánico. “Esa educación me dio las herramientas de mi oficio”, resalta. “Durante buena parte de mi vida me dediqué a trabajar en electromecánica y a la par de ello realicé otras actividades que fueron llevándome por el camino de la cultura y la comunicación”, cuenta.
En relación a su oficio, menciona que durante diez años trabajó en la Casa Otto, un lugar muy reconocido en el rubro de la electromecánica. Más tarde comenzó a trabajar de manera independiente en su propio taller. “Tenía 25 años cuando dejé de trabajar en relación de dependencia, ya tenía a mi hijo Juan Carlos Carusso, fruto de mi primer matrimonio con María, ya fallecida”, agrega en una conversación distendida.
En el presente, Domingo está en pareja con Martha Inés Larrart. “Hace varios años que estamos juntos y somos muy compañeros”, sostiene. “Ella es hermana de ‘Lalo’ Larrart, un gran bandoneonista con el que yo había tocado a los 18 años. Cuando lo supe, algo sentí en el pecho, Cupido disparó la flecha y acá estamos, eternamente agradecido a mi querido ‘Lalo’”.
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21-12-2025 09:47
Embed - Diario LA OPINION on Instagram: "Con 87 años, Domingo Carusso es músico, hombre de radio y un apasionado del conocimiento. Nacido en Pergamino, técnico electromecánico de formación, encontró en la música y la comunicación un camino para brindar saber y cultura a los demás. Desde muy joven hizo de la música su pasión: estudió, se formó y recorrió el país integrando grandes orquestas, fue contrabajista, guitarrista y parte de proyectos que marcaron época como “El Cuartetazo” y la Pergamino Jazz Band. Sin abandonar nunca su oficio, también dejó huella en la radio local, impulsando emisoras, programas culturales y ciclos de tango, siempre con una mirada crítica, honesta y comprometida con la verdad. Hoy, rodeado de afectos, familia y recuerdos, sigue tocando la guitarra en su casa y reflexionando sobre la vida con templanza: cultivarse, ser coherente con las convicciones y vivir en paz con uno mismo. Lee la nota completa en www.laopinionline.ar"
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Inquieto por el saber
Inquieto por el conocimiento, siempre trató de cultivarse y aprender todo lo que pudo. “Siempre traté de cultivarme culturalmente, fundamentalmente a través de la música que fue mi pasión desde chico”, refiere. Y cuenta: “De chico ya comencé a romper guitarras, hasta que aprendí a tocar”.
“Empecé a estudiar y por suerte tuve participación en distintos espacios musicales gracias al conocimiento”, destaca. Y refuerza: “Soy un convencido que como sucede en la vida, en la música hay que estudiar, sin estudio no se puede hacer buena música”. Tuvo la suerte de contar con excelentes maestros de cuyos saberes, nutrió su arte. Fue receptivo y constante. “Tuve varios profesores, y también fui a la Escuela de Bellas Artes”.
“Reconozco que me resultaba fácil aprender, tal vez porque llevaba mi amor por la música en el alma”, afirma. Y agrega que su pasión viene de su apellido. “Enrico Carusso era hermano de mi bisabuelo, y siempre hablaban ellos. El vino, hizo su vida en Argentina, después se fue a Brasil, desde donde tuvimos las últimas noticias. Anduvo por Europa y no supimos más de él, pero estoy seguro que mi amor por la música viene de él”.
Un largo recorrido
Sin abandonar jamás la idea de que la música es el principal alimento del alma, tuvo la fortuna de tocar en grandes orquestas. “Pude recorrer el país con la música, eso me ha llenado de satisfacción”, expresa. En el inventario de esa carrera como músico destaca el hecho de haber sido convocado por el maestro Pedro Grilli con quien tocó durante muchos años como contrabajista. También resalta el trabajo realizado con René Torres y otras orquestas emblemáticas.
“Yo me inicié tocando la guitarra y estudié contrabajo, un instrumento poco estudiado y muy necesario, diría imprescindible”, remarca y las anécdotas recrean postales de un tiempo en el que la actuación musical era muy preponderante en la dinámica cultural de la ciudad. “Todo se canalizaba a través de la música”.
“Pero la música no fue lo único que hice”, aclara y menciona una incursión en teatro realizada de la mano de Oscar Isa. “Hice con él algo de teatro, para sacarme el gusto de actuar. Hicimos un unipersonal que se relacionaba con la música, una pieza que se llamaba ‘El contrabajista’”.
En su trayectoria, marcó un hito su participación en “El Cuartetazo”: “Fue una experiencia increíble, el grupo surgió en la década del 70. Se dio que ‘Rully’ Chalón, ‘Rudy’ Ferreyra, ‘Tito’ Filomeno y yo, andábamos con tiempo y armamos una propuesta para tocar en los carnavales. Fue un furor, la gente se consustanció con nosotros y lo que hacíamos gustaba. Lo que empezó para un carnaval, terminó diez años después, habiendo grabado cinco discos y habiendo viajado por todos lados. ‘El Cuartetazo’ marcó una época y hasta el día de hoy la gente nos recuerda. Marcamos un tiempo y llenamos un vacío”.
Reconoce que su género musical preferido es el jazz y en esa disciplina cultivó su arte. “Incursioné en esa rama de la música. Durante diez años integré la Pergamino Jazz Band y durante doce años fui miembro de la Banda Municipal de Pergamino como contrabajista y guitarrista integrante”.
Lo último que hizo profesionalmente fue tocar en la Jazz Band. “El fallecimiento de Rudy Ferreyra fue un duro golpe. Después falleció el cantante y se fue dando una deserción, no nos sentíamos animosos de seguir”, confiesa. Y abunda: “Vino la pandemia y fue prácticamente el final de mi carrera como músico”.
Hoy sigue tocando la guitarra en su casa. “Podría decir que estoy jubilado porque desde hace tiempo ya no toco con nadie, por cuestiones de edad ya no me puedo trasladar, ni andar llevando y trayendo instrumentos”, dice, sin abandonar su pasión por la música, algo que afirma “sirve para vivir espiritualmente”.
Su oficio y la radio
Aunque en ciertas etapas pudo vivir de la música, nunca abandonó su trabajo como técnico electromecánico y de la mano de ese oficio y de su hijo, se abrió camino en el mundo de la radiofonía. “Comenzamos instalando una radio de circuito cerrado en Conesa, puse uno por uno cable por cable de ese emprendimiento casa por casa. Estuvimos con ese proyecto durante diez años. Siempre digo que Juan Carlos fue el que me enseñó a mí, porque en materia radial tiene un saber hacer increíble”.
En Pergamino, instalaron Radio Centro y tiempo después Radio Popular. “Al principio fue muy dificultoso, porque en ese tiempo la gente no tenía la costumbre de escuchar radios de frecuencia modulada. Pero persistimos y fuimos nutriendo de información y de contenido. Siempre me ocupé de que estuviera presente la cultura”, cuenta, reconociendo: “No sabíamos nada de antenas, ni de radio, pero con mi hijo nos impulsamos mucho”.
“Radio Popular, surgió como la primera radio bailantera de la ciudad. Había experiencias exitosas en Buenos Aires y Córdoba. Yo no podía creer cuando me veía en el barrio Centenario poniendo música de bailanta, pero me amigué con el género, y fue un éxito”, destaca.
Siempre dispuesto, aprendió a estar al frente del micrófono. “Durante doce o quince años hice un programa de tango, una hora todos los días. Me especialicé en la música tanguera y tuve el orgullo de que Raúl Arballo, que era un ídolo con el programa ‘Ustedes, el tango y yo’ de LT 35 trabajara en nuestra radio”.
Hoy las radios siguen funcionando, pero Domingo solo colabora con lo que puede. “Han cambiado los tiempos, pero básicamente hacer radio es lo mismo siempre, la finalidad se cumple de todas formas, yo hablo estando lejos y vos me escuchas estando en tu casa, esa es la cercanía de la radio y la magia de este medio a través del cual se imparte cultura”, reflexiona crítico de la tarea de algunos medios de comunicación que descuidan la cultura.
A mano con la vida
Su presente es tranquilo. “Me siento contento y muy feliz, me siento apreciado y reconocido”, dice, sin grandilocuencia. Y continúa: “Me reconforta que, a mi edad, la gente me recuerde por cosas que hice en la música o en la radio. Es una alegría. Vivo en las 512 viviendas y cuando llegué al barrio, descubrí que la gente me conocía, yo no lo podía creer”.
Ya sin tocar profesionalmente, sigue ensayando acordes con su guitarra en su casa. Su compañera es una aliada imprescindible en ese ejercicio de llenar la casa de música, porque a ella le gusta cantar valses. Domingo es una persona que se lleva bien con el paso del tiempo y se siente “amigado con la vida”.
“Siempre me ocupé de ser una persona de bien. Habrá personas a las que no le caigo bien, pero podría decir que no tengo enemigos. Estoy a mano con la vida”, agrega. “Veo que se me está yendo el tiempo, pero estoy contento porque lo disfruté lo más que pude”.
Entiende la vejez, estudió, se cultivó, se brindó a los demás y le sacó a la vida el mejor provecho. “Estoy muy agradecido, tengo una familia: mi hijo, una nieta Ana Paula, y dos bisnietos: Alma Celeste (12) y Milton Emanuel (7). Y Martha tiene cuatro hijas: Mónica, Gloria, Delia y Lili. Además, tengo muchos y grandes amigos. Uno de ellos es ‘el negro Arias’, que hizo ‘Las campanas de mi pueblo’, una obra de arte. El vive en Mar del Plata” Y como él, otros de distintos lugares”.
Con templanza habla de los afectos y del tiempo: “Una vida de casi 90 años tiene sus variantes, mil aventuras, algún traspié. Pero lo que queda, es lo que colma el alma”.
Su clave ha sido actuar de acuerdo a sus convicciones: “El secreto para vivir bien es estar convencido de lo que haces, cultivarte, ser honesto, no mentir, vivir tranquilo. En el balance, la vida me ha tratado como pudo, me pegó donde pudo; algunas veces esquivé los golpes, otras, los absorbí; y la mayoría de las veces me sirvieron de lectura para aprender”.
Su cuna y su esencia
Sobre el final, con el eco lejano de las conversaciones del bar donde transcurre la charla, llega su reflexión sobre Pergamino. Afirma que esta ciudad es su cuna. Y cuando lo dice, algo en él se conmueve. Enseguida recita la letra de un tango: “Mi barrio es mi madre, que ya no responde, que me digan a dónde la puedo encontrar”.
“Pergamino es mi vida, cómo no me voy a sentir a gusto aquí”, agrega, tarareando esa música que tanto habla de él, de su identidad y de su arraigo a esos valores intangibles y perdurables que, simplemente lo definen en su música y en su modo de concebir la vida.