En un evento cálido y elegante, cargado de emoción y entusiasmo, quedó oficialmente inaugurada Amé, una empresa de viajes y turismo que promete convertirse en un faro para quienes buscan experiencias personalizadas y memorables. El encuentro tuvo lugar en el Complejo La Opinión Plaza, donde también están ubicadas las oficinas de la firma.
Romina Apesteguía y Lorena Monastra, las creadoras de Amé, compartieron con familiares, amigos y colegas el nacimiento de este nuevo proyecto que representa, en sus palabras, “la evolución natural de una agencia de viajes a una empresa integral de turismo”.
Romina explicó que Amé es el resultado del crecimiento sostenido de una iniciativa unipersonal, que gracias a la confianza de la gente y el renovado interés por viajar —especialmente después de la pandemia—, demandaba dar un paso más allá. “La pandemia marcó un antes y un después. Mucha gente volvió a las agencias por la seguridad que brindan. Escuchar a cada viajero, entender sus gustos, sus sueños y su presupuesto, y a partir de eso armar un viaje a medida, sigue siendo el corazón de nuestro trabajo”, destacó.
En ese proceso de transformación, se cruzó en su camino Lorena Monastra, médica de profesión, que decidió dar un giro a su vida y apostar por una vocación que siempre llevó dentro: el turismo. “Unimos dos mundos, con miradas complementarias y la misma pasión por acompañar a las personas en sus viajes”, contaron.
La propuesta de Amé va mucho más allá de la venta de pasajes. Se centra en el diseño de experiencias, en la atención personalizada y en la capacidad de adaptarse a las necesidades de cada cliente. Ofrecen servicios corporativos, gestión de documentación, asesoramiento para visas, viajes de negocios y también propuestas de nicho, como salidas para personas mayores, grupos de adultos y programas para quinceañeras.
Uno de los grandes diferenciales es la integración tecnológica: desarrollaron una plataforma 2.0 completa, intuitiva y actualizada a diario, donde los usuarios pueden explorar destinos, consultar precios y ver programas reales y vigentes. Sin embargo, la decisión final siempre será acompañada por un asesor, porque Amé no busca ser una página web de compras automáticas, sino un puente entre el deseo de viajar y la experiencia real de hacerlo.
El nombre Amé también tiene su historia. Surgió casi de forma espontánea, sin que sus creadoras notaran al principio que contenía las iniciales de sus apellidos. Pero lo que terminó de convencerlas fue el valor emocional de la palabra: “Hoy casi nadie dice ‘me encanta’, se dice ‘amo’ o ‘amé’. Amé es eso que te gustó tanto que te quedó en el alma. Amé ir a tal lugar, amé vivir esa experiencia. Y eso es lo que buscamos generar: viajes que se recuerden así, con esa sensación de felicidad y plenitud”, contó Romina.
La letra “E”, en cambio, quedó abierta al libre albedrío. “No hay un significado cerrado. Es lo que cada uno quiera interpretar. Lo importante es que la palabra nos representa, y representa eso que queda después de un buen viaje: la emoción de haber vivido algo que uno amó”, concluyó.
Con una estructura renovada, un equipo ampliado y una fuerte apuesta por la calidad, Amé abre sus puertas con el deseo de llevar a cada viajero a su destino soñado… y hacerlo inolvidable.