En el corazón del barrio de Poblenou, sobre la emblemática Rambla y a pocos metros del mar Mediterráneo, un grupo de pergaminenses escribió este jueves una página inédita para la historia de los emprendimientos locales en Europa. Con la inauguración de la Heladería Estación, un producto profundamente arraigado en la identidad de Pergamino cruzó el Atlántico para instalarse en uno de los polos gastronómicos más vibrantes de Barcelona.
Estación no es solo una heladería. Es el resultado de la visión compartida de un grupo de inversores pergaminenses que decidieron proyectar un sabor muy propio -el de los tradicionales helados de la familia Maza- hacia un escenario internacional. El emprendimiento está conformado por Luciana Barbarito, Rita Illia, María Marta Mac Mullen, Cuni Flores, Eleonora Roher, Candelaria y Francisco Maza, Guadalupe Sola, Daniel Cadulo y Fernando Escobar, casi todos pergaminenses, algunos de ellos aún residentes en la ciudad de origen y otros radicados en España.
La historia comenzó hace unos meses, cuando esta misma sociedad inauguró un primer local en Albir, sobre la Costa Blanca. Pero este segundo paso -en Barcelona- representa mucho más que una expansión comercial: significa llevar la identidad de Pergamino al mundo. Y eso se respiró en cada rincón de la fiesta de apertura realizada el jueves 16 de octubre, donde se dieron cita decenas de pergaminenses que viven en Cataluña y en otras ciudades españolas, además de un numeroso público local que celebró la propuesta.
Un sabor que lleva historia
El helado que da vida a Estación es, para varias generaciones de pergaminenses, un símbolo de infancia, encuentros familiares y veranos compartidos. Se trata de un producto nacido en el seno de una de las familias más tradicionales de la ciudad: la familia Maza, cuyo nombre está indisolublemente ligado al helado artesanal.
Ahora, ese mismo helado -con su textura inconfundible, su perfil de sabor equilibrado y su identidad artesanal- es el que este grupo decidió proyectar al mercado europeo. “Esto es un sueño compartido. No se trata solo de abrir un local; se trata de traer un pedacito de Pergamino a Barcelona”, señalaron los impulsores durante la inauguración, que tuvo un clima de orgullo y emoción difícil de disimular.
Elaboración artesanal, identidad propia
Una de las particularidades del nuevo local es que la elaboración se realiza en el mismo espacio. La producción está a cargo de Candelaria Maza, responsable directa del producto en Barcelona, bajo la dirección de su padre Alejandro Maza, y con el aporte invaluable de Daniel Cadulo, maestro heladero reconocido en el país por su talento, creatividad e innovación en sabores.
Cadulo no es un nombre menor dentro del mundo de la heladería argentina: es un referente para muchos colegas y ha sido parte de un movimiento que reivindica la elaboración artesanal, el uso de materias primas de calidad y la búsqueda constante de nuevas combinaciones. Su participación en este proyecto eleva la propuesta a un estándar alto, pensado para competir en una de las plazas gastronómicas más exigentes de Europa.
Además, en sintonía con las tendencias actuales y con un profundo compromiso con la inclusión alimentaria, todos los productos que se elaboran en Estación son libres de gluten, garantizando una experiencia segura y de calidad para todos los públicos.
Un punto estratégico: la Rambla de Poblenou
La ubicación del nuevo local no es casual. Poblenou es hoy uno de los barrios más efervescentes de Barcelona, con un notable desarrollo gastronómico, cultural y turístico. La Rambla de Poblenou -una amplia avenida arbolada que desemboca directamente en la playa- concentra un flujo permanente de vecinos y visitantes, especialmente en temporada alta.
En sus alrededores conviven bares, restaurantes y cafeterías que conforman una oferta rioplatense muy presente: empanadas, medialunas, parrillas, vinos argentinos. A esa propuesta se suma ahora, como un nuevo eslabón de identidad gastronómica, el helado pergaminense.
La apuesta es clara: aprovechar un punto neurálgico de circulación para posicionar un producto distintivo, con historia y con una carga emocional fuerte para quienes provienen de Argentina, y al mismo tiempo, seducir al paladar europeo con una receta artesanal que se distingue por su nobleza.
Proyección y expansión
La inauguración en Poblenou es apenas el comienzo. Los integrantes de la sociedad que impulsa Estación tienen en marcha un plan de expansión que incluye dos nuevas aperturas en diferentes puntos estratégicos de Barcelona y, en paralelo, el desembarco en Valencia, una ciudad en fuerte crecimiento turístico y con una comunidad latinoamericana significativa.
Este modelo, basado en un producto único, un fuerte anclaje identitario y una estrategia comercial sustentada en la calidad, marca un hito para la comunidad pergaminense. Nunca antes un grupo de emprendedores de Pergamino había impulsado un proyecto colectivo de esta magnitud en Europa.
Una fiesta pergaminense en tierras catalanas
La noche de apertura fue una auténtica celebración de pertenencia. Hubo música, brindis, reencuentros y, sobre todo, una emoción compartida entre quienes viven lejos de Pergamino pero mantienen intacto su sentido de pertenencia.
Muchos de los presentes eran pergaminenses radicados en diferentes ciudades de Cataluña y alrededores que no quisieron perderse la oportunidad de compartir este momento histórico. “Es como volver un ratito a casa”, comentó una de las asistentes, emocionada al probar un cucurucho que sabía exactamente igual que en las heladerías de Pergamino.
Un puente entre Pergamino y Europa
La historia de Estación es, en definitiva, una historia de identidad y orgullo colectivo. No se trata únicamente de vender helado: se trata de poner en valor el trabajo artesanal de generaciones, de construir comunidad en otro continente y de demostrar que los lazos con Pergamino pueden transformarse en proyectos sólidos y de gran proyección.
Barcelona, con su espíritu cosmopolita y su apertura a las culturas del mundo, es el escenario perfecto para esta aventura. Estación es hoy un nuevo embajador pergaminense en Europa, un punto de encuentro, un sabor que emociona y una señal clara de que los sueños compartidos pueden hacerse realidad.