El humo blanco que se elevó a las 13:08 desde la chimenea de la Capilla Sixtina, anunció al mundo una noticia histórica: la Iglesia Católica tiene un nuevo Papa.
El humo blanco que se elevó a las 13:08 desde la chimenea de la Capilla Sixtina.
AICAEn la cuarta votación del cónclave, en apenas su segunda jornada, los 133 cardenales reunidos en el Vaticano eligieron este jueves al sucesor de Francisco, quien se convierte en el 267° Papa de la historia y heredero espiritual de San Pedro. Para alcanzar esa decisión se requirió el respaldo de al menos dos tercios del colegio cardenalicio, es decir, un mínimo de 89 votos.
La multitud congregada en la Plaza de San Pedro aguarda ahora el momento clave: la aparición del nuevo pontífice en el balcón central de la Basílica, donde saludará por primera vez como líder de la Iglesia universal. Antes de eso, será el cardenal protodiácono, el francés Dominique Mambertí, quien pronunciará la esperada fórmula latina: “Habemus Papam”, seguida de la presentación del nombre del elegido.
Según el protocolo, pasarán alrededor de 40 minutos desde la fumata blanca hasta que el nuevo Papa se asome ante los fieles.
Una vez elegido, el nuevo Papa debe cumplir con una serie de pasos tradicionales. En primer lugar, se le plantean dos preguntas solemnes:
“¿Aceptas tu elección canónicamente hecha como Sumo Pontífice?” y
“¿Con qué nombre deseas ser llamado?”
Estas preguntas marcan el cierre oficial del cónclave. La aceptación y elección del nombre papal quedan registradas en un documento redactado por monseñor Diego Ravelli, maestro de ceremonias litúrgicas, quien actúa como notario. Este texto será refrendado por dos maestros de ceremonias como testigos, y entrará en vigor tras su publicación en L'Osservatore Romano.
Luego, los cardenales se acercan uno por uno a rendir homenaje y jurar obediencia al nuevo Pontífice.
Ya revestido con sus atuendos papales, el nuevo Santo Padre se dirigirá por primera vez al pueblo de Dios, que lo espera con emoción y esperanza. Su saludo y bendición desde el balcón marcarán el inicio de un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia.