El próximo 7 de septiembre los pergaminenses elegimos quiénes nos representarán en el Concejo Deliberante y en la Legislatura de la provincia. No se vota presidente, ni senadores nacionales, ni figuras nacionales como Cristina o Milei. En esta instancia, lo que está en juego es la identidad local, la posibilidad de decidir cómo queremos que funcione Pergamino.
La elección a diputados Nacionales por la provincia de Buenos Aires en en el mes de Octubre. Estamos poco más de dos meses de elegir concejales y diputados provinciales.
No es una encuesta nacional: es una decisión local
En una Argentina hipermediatizada, donde todo se interpreta como un aval o un castigo a figuras nacionales, muchas veces se pierde de vista lo esencial: en septiembre no se plebiscita al gobierno nacional ni se elige un modelo ideológico. Se define quién va a ocupar los lugares de poder más próximos a los vecinos: el Concejo Deliberante y la Legislatura provincial.
Y eso importa. Porque esos cargos determinan cómo funcionan los servicios locales, qué presupuesto se destina a las obras o a los barrios, cómo se regula el desarrollo urbano, qué reglas rigen para comerciantes, transportistas, instituciones, vecinos. Si el Concejo se vacía, la política se aleja de la gente.
El Concejo Deliberante: el poder más cercano
En Pergamino, el Concejo Deliberante ha sido muchas veces un órgano subestimado, y sin embargo es el primer escalón de la representación democrática. Es el espacio donde se puede debatir si necesitamos más jardines municipales, más iluminación pública, más recursos para las salas de salud, ordenanzas para habilitaciones o normativas que protejan los espacios verdes.
El desafío no es solo elegir concejales, sino también exigirles. Pedirles que escuchen, que abran sus agendas a los problemas reales de la ciudad, que no repitan slogans partidarios sino que elaboren propuestas viables, pensadas desde y para Pergamino.
La Legislatura de la provincia
También se eligen diputados provinciales. Y aunque parezca algo lejano, lo que se decide en la Legislatura impacta en cómo funciona el Hospital de Pergamino, en cuántos policías tiene asignados la ciudad, en cómo se distribuyen los fondos de infraestructura o cómo se regulan los servicios educativos.
Hoy, muchos pergaminenses no se sienten identificados con lo que ocurre en ese nivel de gobierno. Y eso no es una casualidad: es consecuencia de una falta de representación real. Por eso, votar en septiembre también es una oportunidad para empezar a construir una Legislatura que priorice lo que pasa en las ciudades del interior. Incluso cuando el poder del conurbano opere en desmedro del interior productivo.
La conexión con la política
Casi la mitad de la población en las recientes elecciones provinciales no participando de los procesos electorales. No es apatía: es desconexión. Son los vecinos que no militan, que no hacen política.
Esa mayoría silenciosa también merece representación. Porque si no vota, otros deciden por ella. Y porque las decisiones locales no se toman en la televisión, ni en redes sociales, ni en los gritos entre fanáticos: se toman acá, en el Concejo.
La identidad de una ciudad se construye en lo cotidiano. Votar en septiembre no es elegir entre derecha o izquierda, entre Cristina o Milei. Es elegir qué ciudad queremos ser. Si una ciudad donde las decisiones se toman con los vecinos adentro o a espaldas de ellos. Si Pergamino fortalece sus instituciones o no. Si existe una comunidad que se escucha o una que se polariza hasta el absurdo.
Ir a votar en septiembre es reforzar el sentido local. Es poner en tela de juicio lo que pasa en la ciudad, si estamos de acuerdo o no con la gestión actual, si estamos de acuerdo o no con el pasado inmediato de nuestra comunidad, si estamos de acuerdo o no con el modelo de ciudad que estamos construyendo. Es decir con claridad que la política empieza por casa. Y que una democracia fuerte no se construye con fanatismos, sino con participación ciudadana.