martes 20 de mayo de 2025

Para Lula da Silva sus acusadores quieren “acabar” con su vida política

16 de septiembre de 2016 - 00:00

“Prueben una corrupción mía, que iré a pie para ser detenido”, prometió el expresidente brasileño, que reiteró su inocencia frente a las acusaciones que lo colocan en el centro de las investigaciones de la operación Lava Jato (lavadero de autos).

San Pablo, (AFP-NA) - El expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva atribuyó ayer en San Pablo las graves acusaciones de corrupción en su contra a la voluntad de las “élites” de acabar con su vida política como epílogo a la reciente destitución de su sucesora Dilma Rousseff. “Estoy hablando como un ciudadano indignado”, comenzó el exobrero metalúrgico y líder histórico del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), acusado la víspera por el fiscal de Curitiba (sur), Deltan Dallagnol, de ser el “comandante máximo” de la gigantesca red de corrupción que desangró a la estatal Petrobras.

En una respuesta eminentemente política, el exmandatario (2003- 2010) y posible candidato en las elecciones de 2018 trató de hacer vibrar las cuerdas emocionales del diezmado electorado del PT.

Evocó su trayectoria personal, la del niño del empobrecido noreste que venció al hambre y acabó piloteando la época dorada del gigante emergente, y se declaró “orgulloso de haber creado el mayor partido de izquierda de América Latina”. Reiteró su inocencia frente a las acusaciones que lo colocan en el centro de las investigaciones de la operación Lava Jato (lavadero de autos) y retó a los fiscales a presentar pruebas concretas en su contra.

 “No estoy por encima de la ley. Cuando transgreda la ley, castíguenme”, lanzó Lula da Silva, que según las encuestas sería el político con más votos en una primera vuelta, pero con tal índice de rechazo que le impediría imponerse en la segunda.

 “Sigan atacando, estaré aquí, no voy a perder el sueño. La historia mal comenzó. Algunos piensan que terminó. Voy a vivir mucho. Tengo 70 años, pero quiero vivir 20 más”, desafió.

Durante su intervención, en un céntrico hotel de la capital económica de Brasil, estuvo rodeado por un gran número de militantes y de pesos pesados del PT, que lo recibieron al tradicional grito de “Lula, guerrero, del pueblo brasilero”.

El expresidente se emocionó hasta las lágrimas cuando recordó, con la voz quebrada, que durante su vida conquistó “el derecho de andar con la cabeza erguida”.

“Prueben una corrupción mía, que iré a pie para ser detenido”, prometió emocionado.

Lula da Silva consideró que “el odio” de las élites contra sus políticas sociales explica buena parte de las turbulencias que llevaron a fin de agosto a la destitución de Rousseff en el Senado por manipular las cuentas públicas, un “golpe suave” según describió, que derivó en el encumbramiento de Michel Temer al frente del país.

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