domingo 01 de junio de 2025

¿Cómo nos preparamos para la muerte? Una mirada chamánica, filosófica y humana tras la partida de José Pepe Mujica

La autora es Dra. en Filosofía y Estudios de Género UBA-Paris 8. Terapeuta holística. Instagram: @doctoradoli

18 de mayo de 2025 - 07:00

La noticia de la muerte de José “Pepe” Mujica conmueve no solo a Uruguay, sino a una región entera que lo adoptó como un símbolo viviente de coherencia, sencillez y sabiduría. Su forma de estar en el mundo -parco, austero, lúcido- nos interpeló como pocas figuras públicas en tiempos de hiperconsumo y ruido. Mujica no solo hablaba: encarnaba una filosofía. Por eso, su partida toca una fibra más honda. No solo murió un expresidente. Murió alguien que, de algún modo, ya nos estaba enseñando a morir.

En su vejez, Mujica se refería con naturalidad a la muerte. Decía: “Si no vivís como pensás, terminás pensando como vivís.” Y también: “No le tengo miedo a la muerte, le tengo miedo a una vida vacía.” Sus palabras, que hoy resuenan con fuerza, nos enfrentan a una de las preguntas más evitadas en la modernidad: ¿cómo nos preparamos para morir?

Desde la mirada chamánica, esta no es una pregunta morbosa ni pesimista. Es, en realidad, una pregunta central. Porque para el chamanismo —presente en culturas ancestrales de América, Asia y África— la muerte no es un fin, sino un pasaje. El alma continúa su viaje. No desaparece, no se disuelve, no deja de ser. Cambia de forma, atraviesa dimensiones, y en muchos casos, vuelve. Así como el árbol pierde sus hojas y renace en primavera, el alma muere para transformarse. Y en esa comprensión, la vida adquiere otro peso, otro valor.

A diferencia de la visión materialista que ve en la muerte un abismo, el chamanismo nos ofrece una esperanza profunda: no estamos solos, no nos perdemos para siempre, y lo que somos sigue existiendo más allá del cuerpo. Esta perspectiva no niega el dolor del duelo, pero lo abraza con una certeza espiritual: nuestros muertos no nos abandonan, solo se vuelven invisibles a los ojos.

En este sentido, el chamanismo no solo prepara para morir. Prepara para vivir con conciencia de muerte, que es otra forma de decir: vivir con sentido. En muchas tradiciones, los chamanes realizan rituales y viajes del alma para acompañar a personas en tránsito, sanar lazos inconclusos y ayudar a los espíritus a cruzar hacia la luz. En palabras simples: cuidan los umbrales.

Hoy, en una sociedad que evita hablar de la muerte, que medicaliza el final y esconde la vejez, estas prácticas vuelven a cobrar vigencia. Porque necesitamos herramientas para darle significado al final, para reconectar con lo sagrado, y para reconciliarnos con la idea de que no somos eternos, pero sí infinitos.

Quizá por eso la muerte de Mujica no deja solo tristeza. Deja también un eco profundo, como dejan los sabios. Nos recuerda que lo importante no es evitar la muerte, sino llegar a ella con el alma en paz. Que lo esencial no es cuánto tiempo vivimos, sino cómo vivimos ese tiempo. Que prepararse para morir es, al fin y al cabo, aprender a vivir de verdad.

Seguí leyendo

Dejá tu comentario

LO QUE SE LEE AHORA
La limpieza energética es mucho más que un ritual: es un acto profundo de autocuidado, reconexión y empoderamiento.

Las Más Leídas

Te Puede Interesar