Ayer se cumplió el décimo aniversario de la celebración en que se declaró beata a María Crescencia Pérez. Por este motivo en la Capilla del Colegio del Huerto, donde se erige su tumba, se celebraron tres misas en acción de gracias y pidiendo por su pronta canonización. Como es habitual, luego de la misa, los devotos de Crescencia rezaron en cercanías de la tumba de la beata y le ofrendaban ramos de violetas, la flor que a ella la identifica, besaban la imagen y rezaban en profundo silencio.
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