La Guía Estratégica para el Agro (BCR) estimó una producción triguera de 23 millones de toneladas, igualando el récord histórico 2021/22. El maíz se encamina a un nuevo máximo de 61 Mt y la soja, pese a una menor superficie, inicia sin restricciones hídricas.
Por primera vez en muchos años, los cultivos de invierno y verano se encuentran transitando una campaña marcada por la abundancia de agua. El último informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario reveló un escenario inédito: el trigo argentino 2025/26 podría alcanzar 23 millones de toneladas, una cifra récord que iguala el máximo histórico logrado en 2021/22.
Los técnicos de todo el país coinciden en un diagnóstico que sintetiza el espíritu de esta campaña: “Nunca vimos a los trigos así”. Con suelos recargados por lluvias otoñales y precipitaciones excepcionales en julio y agosto —que incluso superaron los registros de los últimos 115 años en zonas del Chaco—, el cereal logró recuperarse de un comienzo incierto y hoy muestra perfiles de rinde que sorprenden incluso a los más experimentados.
En promedio nacional, la GEA proyecta 35,4 quintales por hectárea, con un área cosechable cercana a los 6,5 millones de hectáreas. En la región núcleo, los lotes base apuntan a 40 qq/ha y aportarían cerca de un tercio de la producción total del país.
Por su parte, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y La Pampa acompañan con muy buenas perspectivas, aunque Buenos Aires, la principal provincia triguera, exhibe un contraste: los excesos hídricos ya provocaron la pérdida de más de 210.000 hectáreas, principalmente en su franja centro-norte. Aun así, el potencial bonaerense sigue siendo alto, con rindes estimados en casi 40 qq/ha.
Los especialistas advierten que el cultivo aún debe sortear las “trampas” típicas de primavera —heladas tardías, golpes de calor o enfermedades—, pero el entusiasmo domina el ánimo del sector: “Hay un potencial que no se ha visto antes”, resumen desde la BCR.
Mientras el trigo consolida su perfil récord, el maíz temprano avanza en una siembra atípica. En años anteriores la limitante era la falta de agua; esta vez, el desafío pasa por el exceso. Con frecuentes tormentas que interrumpen los trabajos, el avance de implantación ronda el 28 % del área intencionada, estimada en 9,7 millones de hectáreas. De ese total, 8 millones serían destinadas al circuito comercial.
Si el clima acompaña, la producción podría trepar a 61 millones de toneladas, un volumen sin precedentes para el cereal argentino. “Las fechas tempranas recuperaron protagonismo, incluso en el norte del país”, destaca el informe, subrayando el cambio de dinámica respecto de las últimas campañas.
En una semana comenzará la siembra de soja, esta vez con un contexto completamente distinto al de los últimos años. La preocupación ya no es la falta de lluvias, sino cómo avanzar con los calendarios de implantación en medio de tormentas casi semanales.
La oleaginosa se afirmará sobre una superficie de 16,4 millones de hectáreas, lo que representa una baja interanual del 7 %. Sin embargo, el panorama hídrico y la mayor inversión en tecnología de semilla permiten proyectar una producción cercana a 47 millones de toneladas, bajo un escenario climático normal.
Con el trigo en camino a un récord histórico, un maíz en plena expansión y una soja que arranca con condiciones óptimas de humedad, la campaña 2025/26 se perfila como una de las más prometedoras de los últimos tiempos.
La naturaleza, por una vez, parece haberse puesto del lado del productor argentino.